|
|
|
|
|
|
|
Louise Bourgeois: devenir, fragilidad y estirpe |
|
por Fabiana Barreda |
|
|
|
|
|
|
|
"TU CUERPO INERTE IRRADIABA LA HUELLA DE LO IMPOSIBLE DE SER HABITADO."
La obra de Louise posee la fuerza paradojal del sueño: las ilusiones de los deseos materializados en imágenes y la máxima oscuridad abismal de las pesadillas.
Sentada de espaldas su pelo es largo, el cabello como cascada cae sobre su cuerpo de niña. Sus dibujos tienen la magia misteriosa de ese cuerpo pequeño, expuesto a curvas límites, una mujer-criatura atrapada en una pasión incontenible.
El cuerpo emerge del mármol como la hija dilecta de Rodin, Venus nace pero queda petrificada en fragmentos, extremidades que lidian con los huracanes de la carne.
Su cuerpo es su casa y la casa es el cuerpo, construyendo un árbol genealógico de artistas donde lo real solo se experimenta desde el soma.
La femme maison es su tierna e incierta historia de protección, felicidad y devenires dramáticos acerca de las posibilidades del hogar como un espacio para los afectos.
Siempre encarnó sus piezas en la estirpe aristocrática de los materiales nobles; bronce, piedra, el frío y suave mármol, hasta su secreto más perfecto: el Cristal.
Resonancia vulnerable de las emociones, el Cristal fue su esqueleto sensible; desde las ventosas, farmakhon para cuerpos enfermos, hasta las presencias silenciosas de los seres transparentes que conforman las familias de sus celdas-células.
Sus obras crean físicamente cuerpos escultóricos ambivalentes, donde la violencia coexiste con la máxima ternura de la belleza. Emociones encarnadas y escenificadas en ámbitos de intimidad afectiva y erótica. La carne virgen es expuesta a todas las fuerzas extremas del amor y el odio. El insaciable cuerpo femenino cohabita con el abrazo de los amantes.
Todo es eterno y a la vez puede fracturarse irreversiblemente, y como una extraña cicatriz podemos seguir el camino que dibuja la herida. La máxima fragilidad da vida a la materia. Allí nace la atmósfera psicológica de la percepción de los vínculos de amor en algunas de sus obras: lo más amado es la entidad mas poderosa y a la vez la más frágil, posee una delicada existencia de perfección en peligro de quebrarse. En ese instante la obra revela ante nosotros la potencia conmovedora e indeterminada de los vínculos humanos.
Todo es único en la vida, demasiado intenso para con la conciencia de la potencia, de lo posible.
Louise en esa potencia vulnerabiliza la materia inerte. Como una Emily Brönte desata los naufragios del sujeto en el centro del hogar, y los devenires viscontianos de esas tragedias íntimas se hacen carne en el mármol rosado; las manos suaves y románticas se unen y suplican sobre espejos biselados. Junto a los perfumes, la piel rosada del mármol tiembla de miedo y pasión ante cada mirada de la dama del cabello de sirena.
|
|
|
|
|
|
|
|