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El silencio de la procesión cotidiana en el transporte público engendra figuras de la mitología urbana, mínimas y fugaces. Cualquiera que se someta o disfrute de los trenes con frecuencia podría hacer un breve relato de la diversidad de expresiones que involuntariamente ofrecen un destello de intimidad aparentemente velada. Y en cuanto el pasajero juega a coleccionar escenas, con frecuencia olvida que también es el protagonista de otras múltiples miradas recolectoras, colaborando en una construcción colectiva de intimidades apropiadas.
La colección de retratos de Passengers de Chris Marker es el resultado de una cacería de instantes banales que viene realizando en el metro de Paris desde hace más de seis años. Se trata de una secreta búsqueda que acompaña al cuerpo que se amolda al transporte público, y que espera el momento en que su expresión se haga íntima. La multiplicidad de hipótesis que están contenidas en esos silencios cotidianos ya estaba presente en una de las tantas escenas en transporte público de Sans Soleil. En un ferry que vuelve hacia Tokyo, Marker se imagina que en la espera, la inmovilidad, la intranquilidad o en los fragmentos de sueño improvisados sobre una silla plástica, está velada una guerra pasada o futura. No puede dejar de ver la expresividad de la batalla en la disposición de los cuerpos en el transporte público: “fragmentos de guerra que se conservan intactos en la vida diaria”.
Aunque pensar en tiempos de guerra en los trenes que transportan mayoritariamente a soldados del comercio y de la corporación suena un tanto exagerado. Es probable que las hipótesis respecto de lo que se ve en el silencio de los pasajeros diga más del que piensa que de los observados. Otra breve escena de Sans Soleil que transcurre en los trenes de Tokyo es un precedente más indudable de esta búsqueda subterránea de Marker. (http://www.youtube.com/watch?v=T0aM1Y7uDBU) La secuencia contenía los rostros emblemáticos del silencio cotidiano superpuestos por frames de películas de terror japonesas. Esa posible reflexión sobre los mecanismos de la memoria y, sobre el modo de construcción de familiaridad frente a la cara desconocida, puede ser un viejo romance de Chris Marker.
En la exhibición en la galería Peter Blum, la superficie teórica queda demasiada evidenciada cuando se muestran las modelos que sugieren esas expresiones: “A Subway Quartet”, cuatro fotos que unen en el mismo retrato a la pasajera del metro con la supuesta modelo que ha interferido en la memoria de Marker. Las modelos “naturales”, o el retrato de la impostación de la escena social cotidiana es notablemente más interesante que la intervención de la memoria del otro, aunque ese otro sea Chris Marker, y aunque se encuentre a la Mona Lisa en el metro. El retoque digital de las imágenes logra una pixelación pictórica que lleva a cada retrato a una hipotética imagen de la memoria. Así parece que cada imagen es en realidad el pasaje a otra imagen que hay que ir a buscar hurgando cada uno con su memoria.
Hace dos años se exhibió lo que deber haber sido la primera versión de esta colección con el título Quelle heure est-elle. El título hacía referencia al método espía utilizado: una cámara de fotos en el reloj. Aquella serie de fotos en blanco y negro, junto a esta nueva serie a color, entre otras cosas, nos revelan que el director de Sans Soleil, famoso por recorrer el mundo confeccionando ensayos visuales que marcaron un modo de ver del siglo veinte, se encuentra desde el 2004 acechando en los trenes subterráneos de Paris. Detrás de esta cámara existe un pasajero de noventa años haciendo explícita su propuesta: una poética de lo evidente, es decir, la percepción que parece silenciada cuando por convención o conveniencia uno decide mirar hacia el otro costado.
Luciano Piazza /
(Bs As, 1978). Estudió Letras en la UBA. Actualmente cursa una maestría en escritura en New York University. Escribe sobre arte y literatura como colaborador para diversos medios de Latinoamerica.
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