Mirada sobre una relación en auge
por Yudi Yudoyoko
 

 


La moda y el arte son unos extraños compañeros de cama, nada de eso es nuevo. No lo es el caso del diseñador que "aprovecha" el arte para inspirarse o hasta llega al extremo de robar como lo hizo Yves Saint Laurent, quien en 1965 ganó fama con su versión vestido de la obra de Piet Mondrian; o Raf Simons, que casi tomó directamente la obra famosa Zobop de Lim Lambe para la colección de verano 2011 para hombre de la marca Jil Sander.
Lo bueno en la moda es cuando un diseñador logró confeccionar una buena vestimenta, y nos sorprende por un trabajo técnico y estético nada sencillo al crear una forma con materiales que, aparte de ser visualmente interesantes, están destinados asimismo a un cuerpo de humano vivo.
Siempre hay colaboración entro los artistas y los diseñadores, a veces con éxito en el sentido de que logran presentar un hijo que tiene bastante personalidad y es lindo, como la colaboración para Robe Végétale, un vestido de novia hecho de plantas vivas, del creador de jardines verticales Patrick Blanc con el diseñador Jean Paul Gaultier para el desfile de su colección de alta costura de 2002; o la de la estadounidense Cindy Sherman y la casa de moda  Balenciaga de España para producir una serie de fotografías utilizando ropa de la marca, mientras ella presenta personajes de sus series de various fashion hanger-ons, (best friends forever, the fashion victim, the aging doyenne, etc.). La mayoría, no obstante, no es nada más que un fashion hole (un agujero de la moda), según las palabras de Joan Rivers en el programa Fashion Police de E entertaiment chanel, cuando quiere calificar un diseño o un look horrible. No importa si sos un gran artista, la moda puede llevarte a un gran fracaso, si me entiendes. No hablo de que no vas a tener un éxito comercial ni amplia publicidad,  pero eso te puede tragar vivo. Al colaborar con la moda, el arte tiende a rebajar su componente estilístico, su carga cuestionadora, la obra se simplifica y se comercializa, y muchas veces resulta en una aplicación casi directa de la obra a la ropa, como en el caso de un estampado cualquiera, o el de la colaboración de Damien Hirst con Levi`s y Warhol Factory, para lo que él describe como “art you can wear” en una edición limitada que salió en el otoño 2008; y otro fracaso es la colaboración del mismo artista con las gemelas Marie Kate &  Ashley Olsen para la línea lujosa de las chicas The Row, con los lunares y las pastillas que fueron apropiados por Hirst y aparecen aquí como manchas inútiles sobre las mochilas de cuero de cocodrilo. Googleas, tipeas  algo  tipo “colaboración del artista y la moda”, y verás aparecer una cantidad de proyectos que pasaron sin pena ni gloria.
Por otro lado, por supuesto están los artistas visuales que emplean vestimenta como su medio, empezando por Joseph Beuys con su Traje de Fieltro, 1970. Una de los mejores a mis ojos es La ansiedad inconsciente de Chiharu Shiota, una instalación en la galería Chistophe Gaillard, Paris 2008. Otro es una serie de obras de  Charles LeDray, entre ellas Traje Rasgado, 1997-1999 y Agujero, 1998. LeDray se interroga acerca de la identidad masculina a través de la miniaturización conmovedora de ropa ficticiamente personalizada que una vez sintió el calor espectral de cuerpos imaginarios.

La ropa simboliza el carácter de un ser humano junto con su ser personal y social. Tal vez por eso, en un mundo cambiante, la indumentaria ofrece una función artística versátil. Quiero mencionar a Martin Margiela y a Iris Van Herpen entre los diseñadores más conceptuales y artísticos, que trabajan con  materiales y elementos estéticos y experimentales, utilizando el cuerpo humano como marco de su trabajo, dentro de una búsqueda más compleja. La forma del cuerpo y cómo se actúa sobre él,  los aspectos técnicos en la confección de un diseño, el molde y la costura, la plasticidad, etc.: sabemos que el diseño de moda por su naturaleza es una disciplina con muchos requisitos.
La lucha de un pintor dentro de los límites de la tela equivale hasta cierto punto a la lucha del diseñador de moda tratando de enmarcar la silueta cambiante del  hombre y de la mujer, hasta volverlos irreconocibles.
Al igual que los artistas del campo del arte, los diseñadores de moda ya han comenzado a encontrar su camino tanto en el sistema de los museos como en el de las colecciones privadas.
Nunca antes en la historia del arte moderno y contemporáneo hemos podido contemplar el trabajo de los diseñadores de moda, vivos o muertos, expuestos y archivados en los grandes museos del mundo. Ejemplos perfectos son Azzedine Alaia en el Museo de Groninga en los Países Bajos, y el éxito de la exposición de Alexander McQueen, Savage Beauty(Belleza Salvaje), acontecida en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York en 2011. En el momento de que se cerró la exposición la habían visitado más de 650.000 personas, por lo que fue una de las exposiciones más populares en toda la historia del museo y la exposición de moda más popular de la historia.
El Museo de Bellas Artes de San Francisco mostró el trabajo de Yves Saint Laurent, y tuvo un gran éxito. Fue un espectáculo artístico distintivo. A pesar de las objeciones en contra el público llegó en tropel. La gente que conocía poco acerca de las bellas artes llegó a estas exposiciones y, misteriosamente, el número de miembros del museo empezó a subir. Durante la exposición, el aumento de la membresía de ese museo de Bellas Artes subió un 70 por ciento.

La moda se suma a los otros rubros que son etiquetados como una forma legítima de arte (literatura, jazz, film, impresiones, fotografía, rock and roll y blues, para nombrar algunos). Los visitantes del museo siguen acudiendo a estos espectáculos y el aumento de las membresías permiten la entrada a las exposiciones que incluyen la pintura y la escultura tradicional.

Un reciente artículo del New York Times por Suzy Menkes lo explica en términos claros. "No hay duda de que la moda se ha convertido en el gran ganador y sus exposiciones producen el dinero. Hoy en día encontramos una docena de museos de todo el mundo que ofrecen grandes exhibiciones de moda ..."

A la mayoría de los pintores y escultores les lleva toda una vida antes de que alguna vez (o nunca) su obra se encuentre dentro de las sagradas salas de un museo. ¿Será el glamour de la pasarela traspasado a las galerías de arte donde se expone el diseño de moda, lo que lo convierte en la forma más atractiva de arte?

Podremos preguntarnos entonces: ¿es la moda el viejo-nuevo hijo del arte?





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Yudi Yudoyoko - Nació en Yakarta, Indonesia. Desde 2003 vive en Montevideo, Uruguay. Diseñador de moda y artista visual. Graduado en 1989 por la Facultad de Bellas Artes, Instituto de Tecnología de Bandung, Indonesia. Ilustrador de las revistas Lapzus (suplemento de Brecha, Montevideo), y Tse-tsé (revista de poesía y artes visuales, Buenos Aires). Algunas exposición individuales: Galería Marte Upmarket, Montevideo, Uruguay. “Tierra Mia”,Colección Engelman-Ost, Montevideo, Uruguay. “Anatomía”, intervención en Centro MEC, Montevideo, Uruguay.

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