Dieciocho años de un espacio en Córdoba
por Aníbal Buede
 
       
 

4 de enero de 2011
Noche.
Living de Casa 13

… escribir algo sobre esta casa, okay… pensaré en el viento (y el fuego) que nos trajo hasta aquí…

Casa 13 es la casa de los deseos.
Tiene un living, un comedor, un dormitorio, baño, cocina, un zaguán y un patio con jardín.
Una casa…
Un terreno donde puedan transitar esos deseos, donde los objetos (como los deseos) necesiten otros para activarse, para cobrar vida.

Tomar decisiones y pensar en sus consecuencias.
Tomar una casa perteneciente al estado y pensar en sus consecuencias… y en sus… repercusiones.
Hacer una fiesta… y bailar.

Recién comienzo el texto y ya me estoy preguntando por algunas palabras…
Quizás tenga que ver con el bastardeo de algunos usos… tomar, ocupar…
Ahorita prefiero apropiarnos….
Quizás porque ese espacio siempre fue nuestro, nosotros somos el estado.
Nos es propio…
Ya perdí la cuenta de todos los intentos que los distintos gobiernos han llevado adelante para desalojarnos…
Paradójicamente, ante cada embate nos hicimos más fuertes, cada vez más…
Saben?... una vez, hace más de 10 años estuvieron a punto de doblegarnos. Cuando se comenzaron a enterar, artistas de distintas ciudades que no pertenecían directamente a la casa se autoconvocaron y se inventaron una estrategia; diseñaron una tarjeta que solo decía casa 13 en casa 13, como en esa época no existía Internet entre nosotros, cada uno la fue enviando por correo al despacho del director de cultura de la municipalidad…cientos de esas tarjetas fueron llegando a esa oficina…
una semana después, el tipo me habla por teléfono a mi casa y me dice:
decile a tus amigos que paren… quédense con la casa pero no me jodan más…

Levanto la mirada, pegada con cinta en la pared hay una de las tantas fajas de clausura… me emociono pensando en todas las gentes que pasaron por aquí y que nos permiten tener esas fajas como un trofeo de guerra…

Soy el sobreviviente del génesis de la casa, una especie de testigo privilegiado del paso de gentes de buena voluntad que han ido transitando por aquí, que se dejaron atravesar por la carga del lugar y que a su vez lo modificaron…
Siguen flotando en este aire.
Siento la tentación de comenzar una larga lista de todos ellos… sería injusto.
Hay un dato insignificante, aparentemente banal…que se convierte en índice, los artistas que hoy conforman las distintas facciones de la casa tienen entre 25 y 30 años… me encanta pensarlos en sus guardapolvos blancos de la primaria el día que saltamos el muro de la casa.
Hoy son quienes toman las decisiones.
Este estado de movimiento constante nos permitió pensarnos y reflexionar a partir de, como dice Brea, los flujos, y no desde el monumento.
El sobreviviente sólo los mira crecer.

18 años aquí…
Conozco hasta sus más oscuros rincones, alguna vez habitados….
de quienes se conocieron aquí, de quienes iniciaron en este patio una amistad, o una familia…
Como si fuera poco.
Alguna vez, cuando estábamos recién instalándonos se nos ocurrió que podíamos ser una especie de centro cultural, o una galería, o algo así… fracasamos.
Y nos acordamos de la toma, de saltar ese muro… de eso que les contaba de los deseos, y cambiamos el nombre largo y pretencioso, y decidimos ser sólo Casa 13.

En el mundo del arte contemporáneo no se dice me gusta, pero a mí me gusta que la puerta de la casa siempre esté abierta… y que desde afuera se escuche la música que sale desde el living.

Me gustan también los domingos de ferias y meriendas… las risas se multiplican con las luces y los tragos de colores…

Hace unos días fui a la inauguración de una muestra en un espacio independiente, me invitaron un vino, con una sonrisa… me sentí halagado aunque… es un gesto recurrente que todavía no entiendo.
La sonrisa sí, la entiendo.
Me puse a pensar en el peso que tienen las tradiciones dentro del circuito del arte, y de lo mucho que nos costó en la casa desconocer algunas de ellas, de pensar en nuestros deseos y nuestras necesidades.
Una mueca… abolir el vernissage… derivó en un acto político adorable.
En un principio éramos los mala onda que no invitábamos ni un vino en las inauguraciones, y que además, ufff… abríamos una barra para que los visitantes pudieran comprar una cerveza o un trago.
Poco a poco los mismos artistas asistentes a nuestras veladas fueron comprendiendo que comprando una birra en el buffet de la casa estaban, de algún modo, posibilitando que aquí pudieran seguir pasando cosas, y que ellos comenzaban a ser parte de la casa.
Estaban adquiriendo un derecho, y comenzaron a sentirla propia, y a pensar que sería un lindo detalle volver con una plantita de regalo para nuestro/su jardín, o con un tacho de pintura roja y llenar una de las paredes del living de corazones, o con una mesa que estaba demás en su/otra casa.
La misma mesa donde en este momento reposa mi notebook en la que estoy escribiendo estas palabras… hasta la silla en la que estoy sentado tiene nombre…
Derivaciones de pequeños gestos.

Una vez fui a un encuentro de artistas/gestores en Santa Fe, allí me reencontré con amigos y conocí a otros. Y fue un terreno perfecto para poder dialogar, relacionar y tensionar nuestros accionares.
Desde hace 10 años andamos por esos cruces y encuentros en Argentina y Latinoamérica. No sólo nos han permitido aprender sino también generar nuevos vínculos que devienen proyectos en común.
El hecho es que me confundo… porque claro, todo esto es bien cierto pero… debo admitir que lo que más contento me pone es el momento cuando nos despedimos o cuando nos volvemos a encontrar, diciéndole al otro… compañera, compañero… y darle un buen abrazo.
También me dejan perplejo nuestras contradicciones al pensar que estamos constantemente cuestionando nuestro accionar y que por otro lado no tengamos ni un mísero objetivo, que siempre necesitemos que sea como la primera vez, que nos dejemos sorprender… como los niños, y podamos abrir bien nuestros ojos…
Como si fuera la primera novia.

Una noche del verano del 2003 nos reunimos los integrantes de la casa a por un asado, y también para contarnos algunas ideas para el año que se venía.
La mayoría venía comentando días antes que se les había ocurrido algo, y que lo contarían durante la noche.
Resultó que todos, casual o causalmente, habíamos pensado lo mismo… que la casa tenga su propio programa de radio. Tratamos de encontrar un motivo, algo que nos haya llevado a muchos de nosotros a ese lugar en común… ni una pista. Nadie tenía una explicación lógica del loco asunto, sobre todo porque nunca habíamos tenido ninguna relación con ese medio, es más, ni siquiera éramos radioescuchas.
Capricho o profundas subjetividades, como quieran llamarle.
Nos pusimos en campaña y conseguimos un espacio los lunes a la noche en la radio de la Universidad Tecnológica Nacional…. A cambio de una muestra en su auditorio…. Okay.
La idea fue trasladar el living de la casa al estudio… así fue…
Hoy emitimos directamente desde ese living.

Recurrentemente pienso en la capacidad de porosidad de la casa, la manera en la que hasta los más mínimos acontecimientos nos transforman y nos otorgan nuevos sentidos… re/conocernos a partir de constantes ejercicios de memoria.
Desde hace algunos años venimos tropezando con la misma dificultad, que inevitablemente con el paso del tiempo se va agravando… la falta de una organización y sistematización de la documentación y registro, no sólo de lo que ha ocurrido en la casa sino también del contexto.
Ante esta situación un grupo de artistas pertenecientes a la casa decidió comenzar a trabajar en ese sentido. Con mucha paciencia, y como primer paso, abrieron un espacio para receptar material de registro en distintos soportes sobre acontecimientos artísticos de los últimos 30 años que de uno u otro modo nos atraviesen.
Supongo que es una tarea latente, y que nunca concluiremos…
La primera idea fue comenzar por lo que teníamos más a mano… documentación de la casa, desde sus orígenes.
Para ello, y con la complicidad de la facción de residencias de la casa, se diseñó un proyecto en conjunto. Durante dos meses del 2009, una investigadora y artista chilena vino a trabajar en la idea.
Su primera acción… un pequeño gesto… fue armar en el living, asistida por los integrantes de la casa, una línea del tiempo, desde fines del 92 hasta la actualidad. Allí se podían ver textos, fotografías, recortes de prensa, catálogos y documentos varios… Nos fue haciendo testigos de nuestro propio accionar.
Y esta aparente linealidad se fue transformando en ese, nuestro living, en una red que no descansa…

En todos estos años, salvo el aporte de la red de residencias iberoamericanas desde el año pasado (y que está destinado sólo a ese proyecto), nunca recibimos un solo centavo de ninguna institución privada ni estatal…
Digo, el dinero nos hubiera venido muy bien, podríamos habernos comprado mejor equipamiento y arreglar nuestra casa entre otras cosas.
Sin embargo, esta carencia nos permitió estar constantemente diseñando estrategias de autofinanciamiento. Un espacio independiente debe ser algo parecido a eso, ¿no?
De cualquier manera es algo sobre lo que también dudamos… la relación y tensión con el entorno es algo que todo el tiempo está latente.
A mí lo que me parece más importante de este asunto es que “necesitamos” de nuestros pares, llámense artistas, investigadores, curadores.
Que se sientan posibilitadores y no simples visitantes.
Que puedan decir esta casa es mía.

Es tarde, necesito un café… y más cigarrillos.
Al volver de la cocina veo en uno de los sillones del living el número 17 de Un pequeño deseo, y en lugar de volver a este texto, me siento a mirarlo… no tengo ahora ni la más mínima intención de ponerme a leerlo de cabo a rabo…
“…algo brilló. No lo veía muy claramente, me faltaban palabras. Aquí…”
“…en la relación que las partes establecen, como ejemplo de…”
“…esos mismos artistas enseñando a sus alumnos como…”
“…ser la pura apertura, la pura potencia que…”
“…se propone diseñar una contraofensiva…”
Cierro el desplegable y leo bajo el título de la publicación:
(sospechas, testigos y pistas confusas)
Pienso… en el transcurso de estos tres años de edición en la impresora familiar de la casa, en los 17 números… en los más de 100 compañeros que dejaron allí sus palabras…
En el pequeño gesto de ser entregado desde nuestras manos a las de nuestros lectores…
Pienso… en las incertezas.

A fines de los 90, y a partir de propuestas que nos iban haciendo, comenzaron a hacerse populares en la casa extrañas mezclas de gentes que nosotros llamamos... cruces
Artistas de otras ciudades venían a exponer junto a los locales…
Nos gustaba digitar estas instancias… este con este, este otro con aquel…
Algunos resultaron geniales, otros… desastrosos.
Y se hospedaban en la casa.
Hubo un caso en particular, un artista porteño que vino por un par de días.
El fulano se inventaba algo cada día, el montaje, la inauguración, proyección de diapos, almuerzos con artistas de aquí…
Habían pasado 10 días y se la pasaba como dueño de casa, por las tardes salía a la vereda y se instalaba en un sillón a conversar con los vecinos.
Finalmente, cuando la situación en su trabajo en B.A. era insostenible… se volvió.
Y aunque en ese momento no teníamos ni remotamente idea de lo que era una residencia de trabajo para artistas, ésa fue la semilla.
Los cruces fueron alimentando esta idea.
Hoy, casi como consecuencia natural, formamos parte de la red iberoamericana de residencias y desde hace dos años llevamos adelante programas en ese sentido.
Artistas de otras ciudades argentinas y del extranjero nos visitan, distintos a aquel primero pero, con las mismas locas ganas de adueñarse de esta ciudad. De modificarnos y dejarse modificar por ella.
Los que vuelven a sus lugares de origen ya son otros
Después, entre otras cosas queda, rebotando como un eco, la frase recurrente y adorable…

El sol asoma…
Soy un boludo importante, siempre atento a las señales
Ni una letra más.
.

Me da un poco de pena por todos los gestos que quedan afuera de estas palabras, gestos tan vitales para la casa y para todos los que han pasado en estos 18 años por aquí…
Y yo sonriendo… pensando en las nuevas instancias que abre éste (como cualquier otro) texto publicado…
Como si mañana pudieras invitarme a tu casa y me contaras (ahora vos) de tu vida vivida.

El archivo se llama Sauna…
save, send…
Apago las luces, estúpidamente encendidas a las 6 de la mañana de este verano cordobés.





Aníbal Buede
Cuando era muy joven estudié arquitectura, cine y arte. En esa época gané varios premios, después ya no. Mi primera exposición fue en el 81, la ultima en el 2010. Por estos tiempos también trabajo como profesor, curo algunas muestras, voy a residencias y escribo textos para catálogos y otras publicaciones. Hace dieciocho años tomé una casa de la municipalidad, se llama Casa 13.

www.casa13.org.ar
www.casa13.blogspot.com

Dirección > casa número 13 del Paseo de las Artes, Belgrano y Pje. Revol. Córdoba. Argentina.
Horarios > cuando hay gente

 
 
 
 
 
 
 
 
 
     
 
     
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Año 1 - Numero 6
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Editorial + Staff
Lectores
El poder curativo de la cultura
Entrevista a Ricardo Ramón Jarne
por Dany Barreto
     
Producción fotográfica: Ricardo Ramón Jarne
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VERSUS
0.1 – Experimentaciones poéticas con dispositivos electrónicos y digitales
por Guido Ignatti
     
Perón cumpre, Evinha dignifica
Juan Maresca en el Museo Evita
por Juan Batalla
     
Cinco años no es nada
Reapertura parcial del MAMBA
por Mariano Soto
     
Delivery de arte para coleccionistas pudorosos
Sobre VIP Art Fair
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La narración de Ejercicio Plástico de David A. Siqueiros
Trasfondo y circunstancias del mural
por Daniel Schávelzon
     
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