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Asistimos a una renovación, a un exorcismo inverso. Fue la noche del 26 de febrero de este año en Pavón 1469, en el intenso barrio de Constitución. La renovación, casi religiosa, por momentos se entreveía catártica para los involucrados; no así para el resto, que observaba el ritual bebiendo y moviendo el cuerpo al ritmo de un DJ.
Las paredes de tres de las habitaciones de la antigua casa estaban cubiertas de murales que recorrían la violencia física más explícita mediante una figuración escandalosa para el tema que abordaban. Seres trajeados con miradas inquisidoras por un lado, y por el otro, situaciones que se traslucían impetuosamente sexuales en los severos puñetazos hundidos en la carne blanda. Los murales intimidan inmediatamente. El trazo negro e intenso del dibujo es un golpe más contra la pared, y el rojo oceánico, salpicado por doquier, habla más de una comunión en la sangre que de un divorcio con el cuerpo ajeno. Una sola de las habitaciones que oficia de atelier es color de rosa- for hope, según dicen- y es la única que no se va a modificar. Es lógico, la esperanza es necesaria si se quiere seguir adelante.
En esta casa se habrá pasado por mucho. Las intensas habitaciones ofician de escenarios para los recurrentes momentos fotográficos que allí tienen lugar. ¿Son nuevos o son recuerdos trastocados en la línea de tiempo? Los murales evocan algo turbio. La sangre se espesa inmediatamente ante la mirada objetiva que se pregunta sobre lo que pasó y trata de hurgar en la evidencia que será borrada en breve. Se lee en el blog: “A lot of my art is influenced by exploitation, drugs, HIV, and hope. Living in constitución keeps these things on my mind”. Uno recuerda la cuadra, se asoma por el balcón y las banditas, la prostitución y el paco parecen multiplicarse ante la mirada voyeur.
Nigel Nolan es el artista canadiense a cargo del proyecto; tiene una relación muy personal con sus cuatro modelos: Seb, Fed, Omar y Joel. Pinta, fotografía y postea en su blog, con la rigurosidad de un monje de claustro, su intimidad con ellos; que deja mucho relegado a la imaginación de quien, en estos días, se entera de que algo sucede en esta casa desde hace dos años. Y uno imagina mucho, porque se dice poco. Aunque haya mucha información circulando que da pistas de un entramado profundo- o una novela, como Omar supo decir-, nada es evidente; entonces uno completa con las fantasías propias los porqués de esta peculiar relación entre modelos y artista.
La fascinación y el encantamiento de Nigel con sus chicos es lo primero que se percibe al ver la escena completa. Las pinturas, los murales dedicados, el tiempo invertido en el blog, así como la infinidad de fotografías, señalan al fetiche que se muestra compulsivo e insaciable; son cuatro sus objetos de deseo. Del otro lado están los “argentinean boys for sale”, como figuran en los primeros post del blog, y sus deseos, que también están presentes un poco más velados. Parece que el tiempo alteró un poco las ideas originarias- como sucede durante la ejecución de cualquier obra-. Las relaciones se personalizaron, los lazos se afianzaron y ya no entran los aires de prostitución de la calle adentro de la casa. Todo se volvió más encriptado para los veedores, y parece necesario borrar con el codo lo que se escribió con la mano de cara a lo que se viene.
Una pintura de negación, hace que las cosas empiecen a cambiar. No es la primera vez que sucede, pero sí la primera que se hace público. Nigel pintó, dibujó, fotografió y adoró constantemente a sus “chonguitos argentinos”; y ellos, en una muestra de gratitud, como una ofrenda, le devuelven la tela en blanco para el nuevo comienzo. Borraron centímetro a centímetro las cataratas de sangre derramada en las paredes. Pintaron a pincel, con pintura blanca, las dos habitaciones más cruentas y de a poco se va saneando la casa.
Con el correr de las horas, se comprende la necesidad de pintar de blanco los murales después de tanto tiempo, más aún si se quiere abrir el juego. Esta invitación a venir, to come, simboliza el abrir la casa y recibir; pero también, to come, invita a acabar, a eyacular. Esta invitación de doble acepción, en ambos casos quiere generar, multiplicar y crear. Hacer que la sangre vuelva a conducir vida.
Pudo ser una fantasía cumplida más, un extranjero con un harem en tierras lejanas. Él lo llamó proyecto, le puso aditivos contemporáneos, un poco de reality, arte e internet. Un poco de ficción, un poco de realidad y todos fuimos detrás de una idea morbosa que finalmente hablaba de esperanza. Son tiempos difíciles, los que corren dentro y fuera de la casa, y no solo hay que poner el cuerpo, también hay que poner de lo otro.
+ info: http://nigelnolan.blogspot.com/
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