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Un derviche gira en círculos, danza que proyecta a otra esfera de la conciencia. Surgirá la luz invisible exteriormente. Es una obra interactiva, y según nuestra intervención los giros podrán realizarse a otras velocidades o en la dirección opuesta. La máscara hierática cae, abre a la multiplicación que representa el estallido de un ego, o a la transformación en otros personajes, simultáneos o exclusivos. Como Corisco, el cangaceiro (1) bello y furioso, cuya mujer se llamaba Dadá. Son tres secuencias, graves desde su registro antropológico, divisibles a su vez en tres paneles. Sugieren matemáticas que hacen a una revelación. Y traen aquello de Duque, de que "el cuerpo ni siquiera sería un umbral, sino las huellas que el trasiego entre el Uno presupuesto y el Infinito propuesto han ido dejando en mí" (2).
Se trata de "Circuladô" de André Parente. Forma parte de "Infinito Paisaje", que reúne trabajos suyos, de Katia Maciel y algunos realizados a dúo. La complementación de ambas sensibilidades es perfecta, juntos atrapan retazos de ese infinito al que hace referencia el título de la muestra. Lo evidencian.
Katia y André son artistas e investigadores, espíritus aliados situados en las encrucijadas entre el cine y el arte contemporáneo. Escriben y publican libros y tienen un amplio desempeño docente. La historia personal de André sugiere una heráldica que lo blasona en el panorama del videoarte, entroncado en esta tradición casi por ósmosis, dado que su madre es Leticia Parente, conocida pionera en explorar la relación entre arte y medios en los años 70. Katia y André forman parte de una movida de videoarte que en Brasil tiene por estos tiempos representantes cada vez más personales y sólidos, como Cao Guimarâes o Marcelo Masagâo.
"Infinito Paisaje" está compuesta por diez videoinstalaciones interactivas. Hay pantallas expandidas y otras de aparatos de tv. Muestran cuerpos humanos, retazos de naturaleza y armazones culturales.
"Infinito fim", de Katia, consiste en una proyección entre dos paneles que crea la ilusión de una puerta al cabo de un pasillo apretado. Al acercarnos, varias puertas más comienzan a abrirse, para cerrarse a medida que nos alejamos. Homenaje explícito a Nauman. Y una lógica que opera en varias de las obras, esta de tender líneas de fuga hacia adelante y hacia atrás, creando un proceso de avances y retrocesos que busca permear la lógica espacial y temporal. Otra de las obras de Katia Maciel, "Mantenha distância", opera del mismo modo. Al acercarnos a una proyección de la cola de un camión en movimiento podemos observar que allí tiene escrito un letrero que reza tal invitación a guardar distancia a la que hace mención el título de la pieza. Pero llegados a cierto punto, el camión retrocede súbitamente, acercándose y dejando en evidencia la inutilidad y cierta ironía contenida en el enunciado.
"Estereoscopia" es una obra conjunta de ambos. La figura de Katia y de André se pixela hasta convertirse en muchos pares. A Katia la suceden muchos André, y viceversa. "Lo que tú estás viendo dentro de mí", dicen sus voces en off. Y esta es la lógica, el pixel es el desenfoque o el acto amoroso por el que uno ve al otro al ser mirado. ¿Limitación o expansión? Otra vez los avances y retrocesos, procesos formadores y destructores. Ellos se habitan mutuamente mil veces.
Juegos simples, estrategias breves, representan conceptos complejos. La introducción de una falla desarticula una trama lineal y lleva a reflexionar sobre ciertas omisiones adrede. Como la de un contenido emocional. Con frialdad de entomólogo podemos trazar las operaciones y relaciones que sugieren las obras.
El arte debe muchas veces elegir si posar su mirada en lo extraordinario, o si recurrir a una poética de lo mínimo. En este caso, la desarticulación de la personalidad aparente y de algunos presupuestos se logra mediante estas marchas y contramarchas eficaces aunque, en algunos casos como los de la obra del muelle o la del árbol, con pocos remilgos frente a la posibilidad de aburrir al espectador. Por más acostumbrados que estemos a él, no deja de ser interesante pensar la imbricación del videoarte con la impaciencia que crea en el público. Nos gusta pensar que los artistas que trabajan en estas disciplinas son concientes de ello. El supuesto borramiento de la división entre el arte y lo cotidiano no es tal; este naturalismo es teatralización y puesta cuidadosa. Pero, como concluye Nekane Aramburu en su nota para esta Sauna: "el medio nunca será el mensaje" (3).
Las caras de varias personas nos aguardan; podemos elegir a quiénes van a sostener un diálogo de dos, un imposible compuesto por clichés extraídos de las conversaciones de pareja. Y funciona. Nuestra atención se va a los rostros, vuelve a los parlamentos. Es "Um, nenhum, cem mil" de Katia. En "Ondas: um día de nuvens listradas vindas do mar", André propone plantarse en un punto frente al océano que viene a cubrir sus pies, pero también se eleva hasta cubrir la línea de horizonte, desbordándose y asfixiándonos cual tsunami. La instalación tiene una resolución poco feliz, y además nos lleva a extrañar la verdadera presencia de la naturaleza, de un océano que, al añorarse, desdibuja y lleva a descartar por absurda la ilusión que crea la obra. Ponemos el cuerpo allí, y queremos que algo pase. Pero es una obra con fugas de tensión.
La gran biblioteca interactiva nos espera, así como otra obra de André que hace al andamiaje de la cultura y sus ecos. Allí surgen los libros y la capacidad de conmoción desde un desfasaje intencionado, que lleva a jugar como cadáver exquisito con textos, con piezas del pasado que vuelven reproducidas en versiones inverosímiles; toda una reflexión sobre los loops de lo sublime.
El defecto es el efecto, la veta por la que deberá emanar el soma de una nueva comprensión. Ya no son los tiempos de Nam June Paik, con su continuo pre-punk. Los destiempos que generan quiebres, la imagen multiplicada, trampeada, pinchada al modo de los djs, estimulan reflexiones que deberán probarse, autónomamente, tan filosas como eficaz es su arquitectura.
Nos quedamos con las ganas del catálogo. Nos sugiere el personal que "llegará al final de la muestra, como es costumbre aquí" (SIC). Así perdemos la oportunidad de leer el buen texto de la curadora Daniela Bousso, que en la web está en blanco contra un fondo negro y es imposible de leer sin dañar la vista.
Katia Maciel y André Parente son dos artistas que, establecidos en torno a las sólidas corrientes conceptuales del arte brasileño, tejen un diseño de mundo formalmente interesante, experimental y representativo del puro presente. "Infinito Paisaje" funciona como dispositivo que envuelve a los que penetramos en la grieta de su vacilación en torno al espacio y al tiempo.
(Espacio Fundación Telefónica; Arenales 1540, Ciudad de Buenos Aires; de lunes a sábado de 14 a 20,30 hs; hasta el 11 de junio de 2011)
(1) http://es.wikipedia.org/wiki/Cangaceiros
(2) "La fresca ruina de la tierra", Félix Duque, Edit. Calima Territorios, 2002
(3) http://www.revistasauna.com.ar/01_09/08.html
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