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¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves?
Cuando la mentira es la verdad...
(Divididos, "La era de la boludez", 1993)
Karaoke bar sonando Divididos, porno musicalizada por Illya Kuryaki, peli protagonizada por Sergio Pángaro. Noventas criollos que hoy vuelven sin problemas por un túnel del tiempo bien envaselinado. No, la última opción es de 2008, Pángaro actuó en un largometraje, "El artista", donde se ponía la mirada en el mundo del arte contemporáneo local a través de una ficción, donde se colaban personajes y datos de la realidad, como artistas, galeristas y curadores personificando algo parecido a sus originales: Andrés Duprat, Raúl Flores, Pedro Roth, Graciela Taquini, Tulio De Sagastizábal, Florencia Braga Menéndez, Teo Wainfred, Juan Tessi, Marcelo De la Fuente, entre otros. En locaciones reconocibles como Centro Cultural Recoleta, Malba y la ex Galería Braga Menéndez. Pero sus dos protagonistas no son de las artes visuales ni actores profesionales, son grandes artistas cada uno en su rubro: el músico Sergio Pángaro y el escritor Alberto Laiseca. El primero hace de un enfermero parco que trabaja en un geriátrico donde se va apropiando de los dibujos de un paciente (Alberto Laiseca) que no habla, que solo dice "pucho" y dibuja. El enfermero logra exponerlos en una galería de arte como obra propia. A partir de entonces deja de ser una persona simple para convertirse en un artista exitoso. Y ahí comienzan los conflictos y las complicaciones.
A través de esta historia se filtran las preguntas sin respuestas que rondan el arte desde siempre: cuándo una obra de arte es una obra de arte y cuándo no, cuándo alguien es un artista y cuándo no, cuándo hay plagio o robo, si importa más la técnica o la idea, por qué hay obras que valen millones y otras parecidas no valen nada, por qué no se considera una obra de arte en un momento y en otro sí, por qué el contexto hace que cambie la obra en sí, si es más importante el discurso o la obra del artista. Preguntas complejas que la película plantea sin buscar respuestas.
En "El artista" hay formas de mostrar y de contar que son verdaderos aciertos, como por ejemplo, que nunca se ven las obras en cuestión. Cuando el paciente del geriátrico las realiza se ven unos primeros planos muy cercanos de sus manos en pleno baile con biromes y pinturas pero nunca las obras, ni un milímetro de ellas. Y cuando están expuestas, tanto en la galería como en el museo se ven los huecos en la pared con el formato de la obra, y a través de una cámara subjetiva vemos a los espectadores, no a las obras, hablando de estas obras o del iphone que se quieren comprar, o filosofando sobre cuestiones del arte, como cuando una chica le pregunta a un versero que la acompaña "qué significan esos cuadros" y él le contesta "esa pregunta debería estar prohibida", pero aprovecha para hacer alarde con un desfile de citas como: "Chejov decía que las obras de arte se clasifican en las que te gustan y las que no te gustan"; "Pollock que los surrealistas confundían pintura con literatura"; "Rimbaud decía que el arte en el fondo es una imbecilidad", y "Duchamp, que el arte no está en los cuadros ni lo hacen los pintores, el arte está en el que mira".
A través de los huecos que reemplazan a las obras vemos también al enfermero y el paciente observándolas ahora expuestas, no hay dialogo pero sí se siente como una satisfacción de que esto lo lograron juntos. Uno realizando la obra y el otro poniendo el nombre, la gestión, haciéndose cargo de la obra, que de otra manera nunca se hubiese dado a conocer. "El artista" son los dos juntos, se complementan, se necesitan, de otra manera ninguno de los dos sería artista.
Los directores de este largometraje son Gastón Duprat y Mariano Cohn, los creadores de "Televisión abierta", "Cupido", "El helecho" entre otros muchos programas de tv. Pioneros en realitys, experimentadores, creadores de estéticas televisivas e interesantes juegos visuales, desde finales de los 90.
Otras particularidades de esta peli ficticia que usa datos y actores de la realidad es que aparecen obras de Cristina Schiavi, Laura Spivak, Lux Lindner, Miguel Mitlag, León Ferrari, María Martins, Tulio De Sagastizábal, entre otros. Los productores son varios, pero tres nombres nos son familiares: León Ferrari, Eduardo Costantini y Aníbal Jozami. El guión es de Andrés Duprat, curador artístico, gestor cultural y director de Arte Visuales de la Secretaría de Cultura de la Nación, y hermano de uno de los directores. En dos escenas participan como “extras” el sociólogo, escritor y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González y el escritor Rodolfo Fogwill, quienes junto a Laiseca y Ferrari son cuatro próceres internados en el mismo geriátrico. Y otro detalle de ésta película es que su estreno fue en la feria ArteBA 09 y solo unas semanas después se dio en los cines comerciales.
La vi apenas se estrenó y no me gustó tanto, creo que esperaba otra cosa de estos directores televisivos a los que admiraba, estaba atento a sorprenderme con la puesta y mi ansiedad no permitió que me metiera en la peli y me perdí en mi espera. Ahora que la vuelvo a ver me cierra todo, y me gusta mucho. Sería bueno tener tiempo para rever todo lo que en un momento no nos gustó, no solo en cine, en todo, porque es muy posible que nos llevemos muchas sorpresas. El estado emocional, intelectual, político, amoroso, etc., etc., etc. de ahora no es el mismo de hace unos años, nuestra mirada, nuestras expectativas por suerte no están estáticas, cambian.
Estamos acostumbrados a que en cualquier reunión, de amigos, de familiares, compañeros de trabajo, en algún momento se hable de cine, y todos opinan, discuten, pelean, descalifican, califican, recomiendan. Pero con las artes visuales no pasa lo mismo, hay un distanciamiento muy grande, un abismo con el público común, nadie entiende nada, nadie quiere opinar. Hasta para el público de artes visuales es difícil porque hay que tener en cuenta demasiadas cosas antes de hablar, casi hay una exigencia profesional, hay que conocer la trayectoria del artista, de dónde viene, adónde va, qué aporta, quién lo colecciona y, de ser posible, hasta qué ideología política, sexual y alimentaria tiene. ¿No será mucho?
Por eso está bueno cuando el cine se ocupa de las artes visuales, provoca comunicación, cambios de ideas, y ver cómo nos ven.
Películas que miran las artes visuales hay muchas, desde dramas a comedias, terror, muchas biografías y miles de documentales. Del cine ficcional de los últimos años destaco a "Art School Confidential" (2006) dirigida por Terry Zwigoff, cuya historia se centra en la enseñanza del arte y en una crítica humorística al mundo de los freaks que lo habitan buscando un reconocimiento.
John Waters en 1998 muestra en "Pecker" cómo un chico de pueblo aficionado a la fotografía es descubierto por una galerista neoyorquina, quien le arma una muestra que le traerá más dolores de cabeza que fama. Bizarra y única. De este director recomiendo también leer "Mis modelos de conducta", es la biblia del año pasado (2012) del arte contemporáneo.
"Boogie Woogie" (2009), dirigida por Duncan Ward, se centra en la competencia casi deportiva - con definiciones de resultados por medio de sexo- que se genera entre galerías y coleccionistas del arte contemporáneo londinense.
"Untitled" (2009), de Jonathan Parker: el mercado del arte neoyorquino como plato principal, acompañado de ensalada de verdes y un rico champagne para una historia de amor entre galerista contemporánea y músico experimental.
Y para el final, uno de los padres del cine. De Orson Welles, con "F de falso", de 1973, alucinante mentira documental. Historia imperdible de un falsificador de arte que se dedica a engañar y burlar a los pretenciosos expertos, sosteniendo que todos los marchands son estafadores. En el mundo nada es sencillo, ni siquiera el fraude, y en esta peli menos porque hay un fraude dentro de otro y de otro.
¿Para qué la verdad? se pregunta Welles, “la realidad es el cepillo de dientes que los espera en sus casas en un vaso vacío, un boleto de colectivo, un cheque y la tumba. Nosotros los profesionales de la mentira trabajamos para servir a la verdad.”
No hay que dejarse engañar por nada, ni el tono ni la estructura son lo que parecen en esta película plagada de falsificadores y grandes artistas. Juega con nosotros y con varios personajes, hasta con el Messi del arte, Picasso, que así como era rápido para gambetear en el dibujo, la pintura, los negocios y el amor, dijo: "el arte es una mentira que nos acerca a la verdad".
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