Lubriquemos la experiencia que significa ver esta muestra desarrollando un juego de 3 opciones.

En el que la primera es que: Entramos a la Casa del Bicentenario, que desde inaugurada se transformó en un ineludible nudo cultural de la Ciudad de Buenos Aires. El encuentro entre arte y política tiene un foco único en su dinámica programación, que ya se probó certera en la anterior muestra "Mujeres 1810 - 2010".
En la presente, "Economía y política", la afluencia de voces de diversas vertientes ideológicas y el diálogo que por momentos se torna ardiente en la síncopa, enriquecen la elaboración y revisión de ideas para quienes visitan la muestra, un público plural que abarca muchos segmentos culturales.
Bondades y miserias de los distintos momentos históricos que atravesó Argentina, vistos a la luz de las distintas corrientes filosóficas que la moldearon, se prueban polivalentes e invitan a segundas y terceras lecturas.
El énfasis en el rigor histórico en relación a la economía, foco de los organizadores de la exposición, deja quizá a las obras de arte en un plano menos protagónico, pero su funcionalidad para apoyar el guión es tan evidente que la dinámica creada termina por arrollar cualquier prurito / stop stop.

Paso a la opción 2: "Economía y política" es una reflexión artística acerca de los procesos económicos argentinos, tema a veces oscuro a sabiendas, como señala inteligentemente el Secretario de Cultura Jorge Coscia.
En ella, un equipo curatorial que realizó su trabajo a lo largo de todo el año que medió desde la inauguración de "Mujeres 1810 - 2010", da muestra de lo que sucede cuando se permite que las artes visuales ejerzan su potencial y hagan evidente aquello que no figura en los adocenados manuales de historia.
El guión recorre distintos momentos de los procesos que, tras tantos vaivenes, condujeron al éxito del modelo actual. Sin jamás enfatizar, sino por lo contrario introduciendo en sordina un halo poético proveniente de las obras. Es una sugerencia potente que resquebraja, mucho más que cualquier discurso económico - técnico, las estructuras de la siniestra dinámica que generó pobreza sin cesar, y cuyas consecuencias tardan en desaparecer. Tal es el poder del arte, su violencia transformadora. Su evidente rol directriz en la lucha por la liberación económica y espiritual del / pare stop pare.

Y la opción 3, con parte del público aullando "esa, esa", aunque el conductor del entretenimiento elija no anoticiarse y mantenga el suspenso del juego: Pese al arte, que permite revisitar varias obras importantes que sugieren visiones más lúcidas, "Economía y política" se plantea acaso como continuidad y etapa superior de la insólita "Homenaje al pensamiento y al compromiso nacional" del Palais de Glace (1).
La muestra abarca todos los niveles de la Casa del Bicentenario, que se confirma como espacio dedicado a aportar al guión oficial, aquel que interpreta la realidad argentina en términos cuyo objetivo excluyente es fortalecer cierta mirada. En otros países, o en otros momentos del nuestro, seguramente sería visto como escandaloso este hecho, el de que un gobierno produzca en espacios oficiales complejas muestras dedicadas a explicarse y fortalecerse a sí mismo.
En "Economía y política" hay un laberíntico trazado, una direccionalidad dispersa. Recorre distintos momentos socioeconómicos. Luego, el aburrimiento, el achatamiento que presenta cuando llega la hora de hablar de la era K, muestra un temperamento afín al de aquella fallida aseveración del "fin de la historia", que tanto se vituperó en los años 90. Se compone una mirada mediante cortes parciales. En una película que recorre nuestra historia económica y política proyectada en la planta baja, la llegada al poder de Kirchner es ilustrada musicalmente con "Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón", gatillando emociones. El círculo se cierra sin sombras ni contrastes. "El gobierno de Kirchner puso fin al modelo instalado a la fuerza por la dictadura cívico - militar de 1976", leemos. La apología es arrasadora. Las herramientas principales para otorgar movilidad al relato son la victimización y la confrontación, acorde a las ideas de Laclau y Mouffe (2 y 3). El maniqueísmo como herramienta de pensamiento político. La foto muestra una economía muy ocupada en la problemática del desarrollo industrial, desconociendo la existencia de un presente económico también ligado a la puesta en valor del conocimiento, por ejemplo.
Para airear, mencionaremos la presencia espectacular de "La muerte del gaucho matrero", pintura de 162 x 300 cm. de Marie - Gabriel Biessy, de 1886.
La obra inteligente de Martín Bonadeo aludiendo a la inflación (por supuesto pasada). "Pampa de carne", la instalación de Roberto Fernández. La buena obra de Cristina Piffer realizada con sangre de vaca sobre vidrio. "Necah" de Res, aquel trabajo en el que el artista realiza imágenes de los mismos lugares que fueron fotografiados durante la expedición de Roca. Marcos López presenta dos fotos críticas del menemismo y su década, que hacen añorar la calidad técnica de su producción actual. Las conocidas imágenes de Minujín pagándole a Warhol la deuda con choclos vienen al caso. Un asiento de ferrocarril de Larrambebere conmueve, respira íntegro. El perro callejero del Búlgaro, los carros de Maresca, Sacco, Ontiveros, entre muchos otros. Y León Ferrari: varias obras, que lo evidencian como monarca del arte político en estas latitudes. Aquellos collages de recortes de diarios que daban cuenta de la presencia de cadáveres misteriosos durante la última dictadura; el obvio poliuretano "Monumento al cacerolazo"; y una sutil pintura de acrílico sobre tela, representando un mapa deslumbrante en el que la pintura actúa como hilo bordado.
El arte se entrecruza con densas secciones de lectura y video, así como instalaciones didácticas de resultado desparejo. Cuando referimos a la continuidad de la muestra del Palais, no se trata de una apreciación subjetiva, ya que hasta hay cartelería que formó parte de ella, como la que compone la sección Jauretche. Aunque aquí todo es más serio, menos irónico y más artístico, la matriz ideológica, el espíritu y la tesis, son los mismos. Es la batalla en el campo de la cultura que el gobierno viene dando con probado éxito desde hace / Tiempo! Toma todo - pierde todo.

No te olvides que era un juego.
Vale ver "Economía y política". Porque hay cosas para pensar, también buenas obras de arte y para recordar que existe ese espacio, la Casa del Bicentenario, que para las artes visuales toma cuerpo únicamente durante sus inauguraciones anuales.
Visitarla, eso sí, lleva tiempo. Si ponés fichas al parquímetro, no menos de dos horas.
Game over.