Entrevista a Gala Berger, Nicolás Sarmiento y Álvaro Cifuentes
por Dany Barreto
 
Diego Spivakow fotografiando a Álvaro Cifuentes, Gala Berger y Nicolás Sarmiento.    
 

Los tres manejan espacios alternativos (físicos y virtuales), son artistas, jóvenes, que hacen de todo, desde montaje, clínicas, fiestas, editan revistas, performances, pasan música, hacen rifas, escriben, participan de ferias, encuentros de poesía, asados, concursos, lecturas, más sus propias obras y ayudan con las de los que los rodean y etc, etc, etc. Gala co-dirige Proyecto Munguau; Nicolás, Rayo Lazer y Álvaro es el director de Big Sur.





¿Cómo surgió Proyecto Munguau?

Gala - Es todo por amor. El director del proyecto, Pablo Rojas, estaba enamorado de una chica de Corea del Sur. No sabían como hacer para que la distancia no fuera un problema. Corea está en la otra punta del mundo. Ella estudiaba traducción de español y él es fotógrafo, entonces surgió hacer algo que los involucrara a los dos y nació el proyecto Munguau. Le pusieron ese nombre porque "Mun" es cómo los coreanos escuchan ladrar a los perros, y para nosotros los argentinos, "guau". Les hizo gracia y juntaron ambas palabras.
Él también es programador, entonces hizo una pagina web. Yo me uní al proyecto cuando estaba en una residencia en Corea. Pablo me escribió y contó lo que estaba armando. Le dije que en lo único que podía ayudar y que sabía algo era de arte.

¿Es un proyecto más abierto, no solo de artes visuales?

Gala - Claro, en realidad es sobre intercambio cultural. Nos dimos cuenta que en el país hay una colectividad gigante, hay como 30.000 coreanos. Me interesaba de alguna manera ver como trabaja un grupo de inmigrantes. Mi abuelo era francés, no lo conocí, pero parece que viviendo en Argentina no aprendió nunca a hablar español. Con estas inmigraciones recientes podemos ver como fue para nuestros abuelos el contacto con los argentinos.
A pesar de diferenciaciones, discriminaciones y cosas raras que hay, forman parte y son un motor importante de la sociedad argentina. Los coreanos con sus grandes negocios de telas ya no son una sociedad marginal como eran al principio. Es increíble como se fueron expandiendo y creciendo en menos de 20 años (llegaron entre 1984 y 1989). Se debe a que trabajan en equipo, por eso Corea siendo un país chiquitito es una súperpotencia. Son zarpados en cantidad de cosas buenas que tienen.

¿Conocías arte coreano antes de Munguau?

Gala - Si, en 2008 vi una muestra en el Museo de Bellas Artes que se llamaba “Peppermint Candy”. Me encantó y dije: quiero ir a Corea. Fui en 2009, estuve en una residencia de artistas. Cuando Pablo Rojas me convocó yo pensé en que lo podía ayudar contactándolo con todos los artistas que había conocido estando allá, y tratando de hacer cosas para que ellos puedan venir a Argentina y que argentinos vayan allá. Eso es básicamente lo que hacemos. Ahora nuestro sponsor principal es la comunidad coreana en Argentina. Hay agrupaciones que nos ayudan, como la asociación de mujeres que trabajan y la de la cámara de empresarios coreanos, entre otros. Están muy organizados y lo hacen básicamente con plata para los intercambios de artistas, para traslados de obras, para la feria arteBA y las ferias que participamos en Seúl. Nosotros no cobramos un sueldo, somos una organización independiente sin fines de lucro.
Los mejores colaboradores nuestros son personas, empresarios que ponen plata de su bolsillo, y no instituciones como la embajada de Corea o el Centro Cultural Coreano de Buenos Aires, que tienen más recursos y gente que supuestamente sabe de cultura.

¿Quienes los ayudan esperan algo de uds?

Gala - Nada, ni ganancias, ni obras.

Nico, ¿cómo es Rayo Lazer?

Nico – Rayo Lazer está dirigido por Mario Scorzelli, Lucio Romano y yo. Ellos dos están desde el principio, febrero de 2010. En ese momento la modalidad era que todas las personas que alquilaban la casa participaban del proyecto, curaban las muestras, organizaban eventos, todos eran directores, en total eran como 7 personas. Yo estaba desde el principio, pero como una asistencia técnica, y unos meses después empecé a participar de una manera más activa, tomando decisiones. También se dio porque me empecé a quedar en la casa. Yo vivía lejos, en Marcos Paz, y cuando quedé en el Di Tella me vine a vivir acá.
Cuando éramos muchos, todo era más informal y se iba resolviendo sobre la marcha, no era equilibrado el quehacer ni balanceado el reparto de tareas. Nos dimos cuenta que gestionar se vuelve complicado si todos no se organizan  aportando al proyecto con energías y ganas.

¿Cuál es la particularidad de Rayo Lazer?

Nico - Cada proyecto que hicimos en Rayo Lazer nos fue definiendo y ordenando más. Después del arteBA de 2011 quedó definida esta formación de los tres. Los tres somos artistas, administramos la casa, dirigimos en formas iguales, ninguno tiene un rol especial. No todos los que trabajamos mostramos acá, yo no mostré nunca por ejemplo, Mario sí hizo una muestra con Paul Moulet y Lucio hizo una muestra curada por Nicanor Aráoz. Hay situaciones donde nosotros organizamos la muestra, otras donde damos el espacio a artistas que nos gustan. Hacemos reuniones para armar una agenda, con lo que queremos que pase. Hablamos mucho de los formatos de las muestras, qué tipo de muestras queremos producir. Saber qué queremos que pase y qué no.

¿Hacen otras cosas además de muestras?

Sí, fiestas.

¿A esas fiestas las consideran obras?

Nico – En principio no, pero después sucede algo que está buenísimo, no están contempladas originalmente como obra porque si no se genera una presión, pero quizás una vez que sucedió se la puede considerar así. Hasta algunas las incluimos en carpetas como parte del proyecto, porque tienen que ver con nosotros. También hacemos asados, partidos de fútbol, clínicas, y todo eso arma como un caldo de cultivo donde terminan sucediendo cosas. No es específicamente una galería, suceden muchas cosas. Eso es algo que nos diferencia de una galería.

Álvaro, ¿Big Sur es más que una revista de arte?

Álvaro - La idea era al principio mostrar trabajos, fotos de amigos, de la gente cercana, en formato revista digital pero siempre con la idea casi contradictoria de hacer una impresión análogica. Lo logré hacer parcialmente, la revista se mantiene en su versión digital. Y después la idea se convirtió en una especie de base de datos de obras de jóvenes artistas, a través de una convocatoria abierta mensual. Los artistas mandan sus proyectos y después se hace la selección para las publicaciones.
El interés está puesto en la producción de los artistas, y la interpretación se desprende de la obra misma hacia afuera. La propuesta siempre consistió en presentar la obra sola prescindiendo de textos informativos.
Tiene una estructura simple, de tres áreas: imagen, audiovisual, y texto. No trabajo solo, tengo un par de personas que me ayudan en la selección de texto e imagen.
Me interesa mucho el depósito o biblioteca de obra contemporánea, como objetivo documental, tener como un legado generacional de lo que pasa acá y afuera.

¿Cuándo Big Sur empieza a funcionar como galería además de revista?

Álvaro - En realidad la idea siempre fue la de acompañar la publicación con eventos en espacios físicos donde se pueda hacer proyecciones y muestras. Participamos de dos arteBA, 2011 y 2012, y en Poética Móvil el año pasado en Puerto Madryn. También me junté con gente de proyectos paralelos para compartir espacios alternativos donde hicimos fiestas, muestras y proyecciones, como Otero, Cobra y Meridión. No nos interesa ser galería exclusivamente. Big Sur es un proyecto de arte que tiende a la gestión y a la producción personal en el mismo plano.
Y la participación en arteBA fue un desafío que funcionó bien, armar un stand y tener una relación directa con la venta de obra.

¿Munguau no tiene espacio?

Gala - No. Es todo virtual. Hacemos muestras para lugares. Como es un intercambio con gente que está muy lejos, preferimos que nuestro espacio sea en pixels, un pixel allá es igual a uno acá. Lo bueno de no tener un lugar fijo, es que vas probando distintos espacios. Tampoco tenemos una lista de artistas fijos. Creo que ninguno de los tres proyectos que estamos acá tiene una lista de artistas fijos. Entonces de repente conocemos a alguien allá, o un coreano en otra parte del mundo, o alguien ni siquiera coreano, también de otras nacionalidades, este año en la feria trajimos a un chico de Brasil que había sido residente de La ENE. Los lugares donde hacemos muestras son centros culturales, museos, talleres de artistas y otros.

¿Cómo es el directorio de Munguau?

Gala -  Somos tres: Pablo Rojas, Cecilia Rojo y yo. Pablo se encarga de la pagina web, Cecilia estudió ciencias políticas e intercambio internacional, se encarga de la parte más legal, traslado de obras, hablar con las embajadas. Yo me encargo de curar las muestras. Y hay más gente trabajando con nosotros, Tae Kun Choi que se encarga de las fiestas y eventos, Andrés Park se encarga de audiovisuales, y muchos más que ayudan.

¿Cómo gestionan los espacios que usan para muestras?

Nico - Nosotros tenemos alquilada la casa hasta agosto, estamos acá hace dos años y medio, no sabemos si nos van a renovar. Por ahora el alquiler era accesible y nos permitía hacer muchas cosas. Eso modifica todo, porque no se que forma vamos a adquirir si nos vamos.
Que sea taller y casa es la base, porque así cada uno tiene su espacio para trabajar y a la vez espacio para generar movidas. También somos concientes que hay muchos proyectos que funcionan muy bien sin tener un espacio.
Lo que sé es que no nos interesa la idea de galería convencional porque está acotada a tener artistas y vender. Todos pasamos alguna vez por una y aprendimos de las malas experiencias. La idea es que las condiciones sean totalmente distintas, que el artista se sienta cómodo, generar otras formas agradables de trabajo.

Gala – En Munguau depende de cada situación. El año pasado trajimos a  Hojun Song, él es, además de artista, ingeniero. Arte y tecnología para él son uno solo. Uno de sus proyectos es el arma más poderosa del mundo, otra obra un satélite. Me parecía interesante traer un artista tan ambicioso a la Argentina, donde la gente generalmente piensa poco. Entonces cuando lo íbamos a traer, no nos daban los recursos y no encontrábamos el lugar que pudiera ser receptor de su trabajo. Decidimos que lo que mejor podía hacer él acá era dar charlas.
Entonces conseguimos una especie de taller hacker, donde dio tres días de charla.
Y en la feria de diseño Trimarchi, en Mar del Plata, porque nos pareció interesante mostrar cómo financia sus proyectos con remeras que diseñan él y amigos, esa estrategia de vender un producto de diseño para financiar otra cosa. Como una alianza rara entre artistas, diseñadores e ingenieros.

¿En qué se diferencian de las galerías de arte?

Álvaro - Creo que la mayoría de estos proyectos tenemos la idea de ser productores y generadores, e incluso realizadores de las obras y proyectos de los artistas con los que trabajamos y eso ya nos diferencia de la idea de la galería convencional. La diferencia radica en que el galerista tiene artistas para venderlos y nosotros queremos generar otro tipo de relaciones personales y artísticas. Para nosotros la misión principal es obtener fondos para seguir desarrollando proyectos desde la revista.

Gala - Las galerías comerciales siento que no acompañan mi trabajo ni el de muchas de las personas que conozco. Son ideas que no tienen nada que ver. No son lo que yo quiero decir. Es como una energía que provoca que mi obra se transforme en otra cosa. Es captada por intereses con los que no quiero trabajar. No creo que haya muchas instituciones en Buenos Aires o en Argentina que estén en la misma dirección o energía que nuestros proyectos.
Lo que queremos es acompañar una dirección.

Álvaro - A mí me pasó recientemente que un artista amigo, que siempre apoyó nuestro proyecto, me pidió estar en Big Sur porque su galería estaba exigiéndole que cambie su obra para que sea más complaciente y vendible, según sus parámetros. Y él, como que en una declaración de principios y resguardo de su ética personal, dijo: prefiero estar con ustedes. Es un ejemplo de cómo funcionan algunas galerías. Pertenecemos a una generación que trata de involucrase de otra manera con el trabajo del artista. Veo cada vez más proyectos, no solo en esta ciudad, que van como por el mismo lado, diferenciándose de las galerías y con otras apuestas, casi como una tendencia.

¿Tienen algún modelo de espacio alternativo que los inspire?

Álvaro - Cuando llegué a Buenos Aires vi la etapa final de Belleza y Felicidad. Lo que hacía Cobra me inspiraba mucho también y Canasta de Guillermo Ueno hace un par de años. Son espacios que tenían como los mismos principios de trabajo.

Gala – Tenemos muchos lugares que nos gustan. Pero hablaría más desde La ENE porque Munguau en realidad no se parece a nada. Con los espacios que nos interesan tratamos de tener un dialogo, intercambios, como con Proyecto Ultravioleta en Guatemala; cuando existía, La Panadería en México; otro que me gusta mucho, que queda bien lejos, en Letonia y se llama Kim, es como una sucursal de un museo de arte contemporáneo muy raro; el Centro de Arte Dos de Mayo en Madrid, también. Con todos esos lugares nos comunicamos y tratamos de actualizar ideas en el ámbito institucional acá.

Nicolás - Para mi la “Fundación para la difusión del arte contemporáneo en el Mercosur y alrededores” (F.D.A.C.M.A) de Lino Divas. Todo lo que generó y sigue generando nos influenció, agrupó y nos unió.

Álvaro - Hablando con Lino Divas en Poética Móvil, que es una feria que ya no existe más, empecé a entender la idea de gestión, él la tenía muy clara. Cuando entendí esa idea sentí que me afirmaba más en lo que estaba haciendo.

Ustedes además de gestionar, dirigir estos espacios, producir una obra propia, ¿tienen que hacer algo más para sobrevivir?

Álvaro- Yo me acostumbré a tener que trabajar en cosas que no me gustan. Como por ejemplo filmar a Julián Weich. Sería ideal que, como en otros lugares del mundo, los proyectos generaran ingresos.

Gala - Hacemos de todo; somos asistentes, repartimos flores, volantes, montajístas, bailamos, pintamos paredes, cualquier cosa, damos charlas, vivimos de milagros.

¿arteBA les dejó ganancias?

Nicolás - En nuestro caso costeamos el stand y ganamos algo. Pero es lo mismo, porque le dedicamos mucho tiempo y trabajo, siempre da la sensación de pérdida. Porque uno arranca a trabajar desde diciembre o antes, para producción de obras, stand, montaje, atención del stand desde que abre hasta que cierra la feria, nos mandamos a hacer algo para el espacio de performances también. Es extraño porque producimos mucho más trabajo que ingresos.

Gala - Podría ser todo más fácil, yo no quiero ser vaga, pero es como que se nos hace difícil pagar el stand, hasta para nosotros que tenemos la ayuda de la comunidad coreana.

Álvaro - Este año tuve que hacer muchos malabares para pagar las cuentas.

Nicolás - A nosotros nos ayudó editorial Galerna, pero además hicimos una movida, armamos un paquete de obras para vender y con eso pagar el stand.

¿Estéticamente les gusta o cambiarían algo al barrio joven de arteBA?

Gala - Creo que debería tener más libertades, hay muchas cosas que no te permiten hacer. La gente te dice que es muy serio para ser joven. Pero no te dejan pintar las paredes del stand, no te dejan hacer mucho. Es como si te ataran las manos y te metieran adentro de una pecera.

También otros dicen que el barrio joven es como una sobreactuación de la adolescencia.

Álvaro - Puede ser, pero este año no había gran diferencia entre el barrio joven y el resto. Hay cosas que se asocian con lo joven que en mi caso particular no me gustan tanto, ser joven no solo es tener todo hecho mierda, mucho quilombo, y ser trash. El arte joven puede tener otras expresiones, otras alternativas.

¿Qué piensan sobre la enseñanza de arte?

Gala - Pienso que es ultra-necesaria, debería ser obligación desde siempre. Y que el arte siempre está relegado a un conocimiento que es menos que saber matemáticas. Para mi tenés que saber tanto de matemáticas como de arte porque te permite desarrollar una sensibilidad especial para percibir el mundo, entenderlo, y mejorarlo. Te da creatividad para todo y podes ser un matemático creativo.
Me parece que la enseñanza es muy pobre en la Argentina. En el IUNA se reciben 15 estudiante de los miles que cursan, y es un montón de fondos que el estado pierde. Gracias a Dios que está el Di Tella y el CIA que aunque son privados dentro de todo vienen a poner un poco de actualización y aportes en un lugar que está bastante desértico. Igual hay que defender la enseñanza pública, pero cuando tiene un sentido; no cuando es solo malversación de fondos, porque es mucha energía que se pierde.

Álvaro - Creo que la enseñanza es fundamental y necesaria. Generalmente acudo a talleres, ahora estoy en uno sobre producción teórica con Pablo Siquier. Me parece interesante lo que está haciendo Siquier con estos talleres al intentar acercar un poco el arte contemporaneo al IUNA para llevar conceptos nuevos ante lo obsoleta que es actualmente.

Nicolás - Yo no terminé el IUNA, pero creo que está bueno pasar por ahí. Con Mario Scorzelli hablamos del IUNA, y él cree que no es necesario, que no es el único camino, que es mejor ser autodidacta. A mí mal no me hizo, pero quizá porque lo dejé.

Álvaro - Son dos cosas distintas. Una es si es necesario formarse en arte para ser artista, y otra si es importante la educación de arte.

Gala - No es necesario para ser artista, es importante para la gente normal.

Gala también haces La ENE (Nuevo Museo Energía de Arte Contemporáneo).  ¿Cómo funciona, cómo es?

Gala - Es una institución, no es una galería. No vendemos obras, no hacemos ningún negocio, nos han querido comprar y con deudas en el cuello les dijimos que no vendemos obras. Es un museo de arte contemporáneo que surge de la falta de un espacio institucional similar. La decisión de adoptar el nombre de “museo”, es a propósito. El “museo” tiene una historia, un desarrollo teórico y social que nos interesa. El llamarse museo, y autoseñalarnos como tal, pone en evidencia un vacío, y es también un comentario sobre las instituciones existentes. Para un artista, establecer una galería de arte no resulta ser un negocio rentable y, en muchas ocasiones, tampoco es artísticamente motivador. En cambio, establecer un museo genera una instancia de legitimación que demuestra coraje. Marina Reyes Franco es la directora. Yo soy la coordinadora del proyecto. Me ocupo de la parte de la residencia, cuando viene gente de afuera se quedan en un departamento que nos presta una fundación.  Eso se articula con el taller que van a hacer, más charlas, y una muestra.
Hay gente que se ríe cuando decimos que tenemos un museo, la ENE, y no sabe que en realidad no hace falta tener un espacio grande, ni una colección, ni nada. Lo único que tiene que hacer un museo es trabajar con la comunidad, interactuar.

Siendo artistas los tres, ¿sienten como una obra más estos proyectos que gestionan?

Gala - Sí, pero es como una necesidad también, porque si encontráramos un espacio que uniera todo lo que queremos, yo por ejemplo haría nada, me dedicaría a estar en mi taller. El hecho de que exista ese vacío, decís: ¿qué vamos a hacer, quejarnos en las sombras?

Nicolás - Tiene algo de lo que decía Gala hace un rato, de que los coreanos no entendían como con tan poco presupuesto hacíamos cosas. Uno tiene que llevarlo a cabo como sea existiendo ese vacío.

Gala - Sí, y además es tener el control, el poder.
Lo importante es tener ideas y ser su jefe, tener el poder. Puedo tomar decisiones, no tengo que convencer a nadie.

Nicolás - Trabajamos entre amigos, con pares

Otra coincidencia de sus proyectos es que arman habitualmente fiestas?

Gala - También surgen porque la gente no viene a las inauguraciones a no ser que haya una fiesta… jaja. Mucha gente que viene a nuestros eventos cree que si hay inauguración hay fiesta, como que van juntas. Por lo menos nos pasa en la ENE, que la gente ya viene con la cerveza bajo el brazo.

Nicolás - También pasa lo inverso, una muestra totalmente seria, que el artista no quiere hacer nada, pensás que no va haber nada y se genera una situación que termina en una fiesta, ya se da de por sí, por la actitud de las personas. Es mejor una fiesta casual que planificada.

Álvaro - Son espacios de encuentros. Va mucha gente conocida a apoyar lo que se genera y a pasarla bien.

¿Cómo se llevan con el coleccionismo?

Nicolás - El coleccionismo tiene muchas patas, sabe bailar lo que le conviene bailar.

¿Crees que el coleccionismo es dirigido, no es auténtico?

Nicolás - Hay de todo, hay gente que se interesa en serio también, busca, va a todos lados.

¿Alcanza el coleccionismo para tantos artistas y espacios?

Gala – No, no alcanza. Más apoyo siempre nos viene bien. Más becas, más subsidios...

Nicolás - Si lo comparas con lugares de afuera de Buenos Aires somos afortunados, pero no alcanza.

Álvaro - Creo que una ciudad grande siempre tiene esa diferencia con el interior. Cuando hicimos Poética Móvil, en Puerto Madryn, que era una especie de feria, con subasta y todo tipo de situaciones para que se compre y venda arte, la gente no se interesaba. El público era muy familiar, lo tomaban como un paseo familiar, venían y miraban pero nada más.
El coleccionismo en arteBA está como a la caza, pero también veo que ponen mucha atención en los artistas que pasaron por las becas, que generan cierto prestigio, es algo inevitable.

¿Cómo ven y creen que están funcionando las instituciones de arte como museos y centros culturales?

Gala - Las veo a todas débiles, todas tiene algún problema.
El Malba estaba buenísimo cuando tenía el espacio contemporáneo. Y cuando había una biblioteca que no vendía libros, ahora solo tiene esa librería. La entrada es cada vez más cara. Muchas cosas fueron cambiando y casi nadie se da cuenta, pero terminan convirtiéndolo en una institución que no es muy interesante. La van minando en algo que no sé si me gusta. Necesita otro tipo de política.
En La ENE tenemos un libro en el que anotamos todas las cosas que funcionan mal, de todos los lugares, somos como los vigías, y puede venir cualquiera que quiera para quejarse acerca del funcionamiento de las instituciones. A veces hacemos charlas abiertas, donde cada uno aporta información y vamos armando un archivo.

¿Les gustaría para Buenos Aires un museo de arte contemporáneo como tienen las grandes ciudades, les parece que funcionan como tal o son pura cáscara arquitectónica?

Gala - No sé, pero por lo menos que nos den uno para comprobarlo y quejarnos después, jaja.

Álvaro- Yo prefiero los espacios alternativos. Fortalecería esos espacios. Mi relación con las instituciones es solo de espectador y, para buscar fondos, estoy atrás de presentar mi película en el Malba y no se si podré hacerlo. Pero coincido con mucho de lo que dice Gala de cómo se manejan para un cierto público y dejan afuera a muchos.

Nicolás - El futuro es el Faena y Tecnopolis, jaja.

¿Trabajarían en la parte de gestión de estas instituciones?

Nicolás - Pensé el otro día en eso porque acaba de asumir el dibujante Gustavo Eandi para dirigir una institución del estado (Dirección de Nueva Cultura- Centro de investigación), en Mar del Plata. Me planteaba esa situación de un cargo oficial relacionado con el arte, y de qué manera va a poder trabajar viniendo de otro lado, de espacios alternativos como los nuestros. Pero no tengo ni idea sobre cómo sería o de si podría. Porque no sabés con qué tenés que lidiar una vez que estás adentro. Ya en arteBA nos pasa que lidiamos con demasiadas reglas.

¿Se ven fuera del barrio joven de arteBA, del otro lado?

Todos - No sé.

Seguro pueden mantener el espíritu, como pasó ya con Jardín Oculto y otras galerías.

Gala - Pero no es por el espíritu, es por el precio del stand que no sabemos; si el barrio joven nos resulta caro, ¡imaginate del otro lado!

Álvaro - Las que pasaron para el otro lado como la que nombraste y otras tenían más estructura.

Nicolás - La forma sería unirnos todos, los tres proyectos o más para pasar al otro lado, jaja.

¿Podrían armar una feria de espacios alternativos?

Gala -  Más que feria, me gustaría algo donde no se venda obra, como una Bienal alternativa. Faltan otros puentes. Está bueno arteBA, pero faltan otras cosas.









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Gala Berger Zevallos - Villa Gesell, Argentina. 1983. Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires. Licenciada en Artes
Visuales con orientación en Pintura en el Instituto Universitario
Nacional de Arte (IUNA). Ha participado en exhibiciones en Buenos
Aires, Neuquén, Mar del Plata, Berlín, Medellín, Río de Janeiro,
Venecia, Santiago, Seúl, Tampere, Roma y residencias en Anyang,
Corea del Sur (SAP) y Tampere, Finlandia ( KUTSU). Como curadora,
trabaja en el Proyecto Munguau de intercambio entre Corea del Sur y la
 Argentina, y participó del equipo curatorial Plataforma21.
Actualmente es coordinadora de proyectos en La Ene - Nuevo Museo Energía de
Arte Contemporáneo, espacio dedicado a la crítica y a la difusión de
diferentes ámbitos de la cultura contemporánea.

www.munguau.org
www.galaberger.com
www.laene.org


Nicolás Sarmiento Nací en Necochea, Buenos Aires, vivi muchos años en Marcos Paz, ahora vivo en Capital Federal. Tengo 25 años. En el 2005 ingrese en el IUNA para realizar la Licenciatura en Artes Visuales. Durante 2010 y parte del 2011 forme parte del Programa de Artistas de la Universidad Torcuato Di Tella. Actualmente formo parte del proyecto Rayo Lazer.

facebook.com/rayolazer


Álvaro Cifuentes Estudió arte y cine y se desempeña como director de Big Sur desde 2009, actualmente prepara ediciones de la revista en cooperación con proyectos de otras ciudades como Tucumán, Rosario o Mendoza. En el 2011 presentó la película Noche sin Fortuna que codirigió en los festivales de Toulouse, Internacional de Cine de Cuba, BAFICI, FIDOCS de Chile (donde fue elegida como mejor película por decisión unánime del jurado), de Cine Latinoamericano en Berlín entre otros. Actualmente trabaja en la postproducción de su segundo largometraje y trabaja en proyectos de gestión y publicaciones de arte. 

www.big-sur.com.ar

 

Diego Spivakow fotografiando a Álvaro Cifuentes, Gala Berger y Nicolás Sarmiento.    
 
     
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