Réquiem para una muestra de arte. Entrevista a Wolfgang Luh y Gabriela Aberastury
por Juan Batalla
 
     
 

El 22 de septiembre debía inaugurar en el Museo de Arquitectura y Diseño, de Libertador y Callao, "Réquiem para una ciudad perdida", una muestra del artista alemán Wolfgang Luh.
Se trataba de una instalación que iba a realizar utilizando 160 kg. de restos arqueológicos de la ciudad de Kassel, que fue destruida por bombardeos una noche de 1943. Pero la Aduana no autorizó a que el material ingrese en nuestro país, alegando que hay un problema con la importación de los 800 libros - catálogos bilingües (1) que vinieron junto a los restos, con intención de que fueran entregados gratuitamente durante la muestra. Al llegar en las mismas cajas, no pudieron entrar libros ni restos, dentro de un episodio impresionante y sintomático de un tiempo: éste.
Conversamos con Wolfgang y con Gabriela Aberastury, quien lo acompaña en su derrotero e intenta que la desazón no lo hunda del todo, aunque sea evidente que ambos están atravesados por el dolor y el asombro.

 

GA: - El tema está en Comercio Exterior. Ellos objetan que el catálogo que acompaña la muestra entró como libro pues tiene un código de ISBN. Muchas personas lo analizaron durante semanas. Primero hicieron analizar la tinta por si tenía plomo, luego debieron conseguir la firma de un representante del museo pues el director había viajado, hubo que certificar la firma de otra persona, todo fue llevando tiempo. El despachante inició los trámites en junio y estaba todo bien. En julio seguía sin haber problemas, y ahí Wolfgang dijo "listo, despachá". Pero en agosto le dijeron que había nuevas reglamentaciones. Los 800 libros están en las mismas 5 cajas que contienen los escombros. Entonces el despachante propuso sacar los libros, dejarlos aparte, y firmar un documento que diría "sin derecho a uso". Así hubiésemos podido sacar el material e igual hacer la muestra. Pero dicen "ah, no, está todo en una caja: o entra todo o no entra nada". Nadie quiso atendernos, recién ahora aparecen algunos preocupados a partir de un mail que hizo circular AAVRA (Asociación de Artistas Visuales de la República Argentina). Pero Wolfgang debe viajar de vuelta el 2 de octubre.

JB: - Wolfgang, visitaste este país regularmente durante 22 años. 40 veces. Debe haber sido una verdadera sorpresa.

WL: - No hay palabras para describir esta situación y cómo me siento.
Además el 28 de octubre debe viajar de vuelta a Europa el barco con las cosas, que están aquí desde principio de septiembre. Eso significa que deberé pagar mucho por la "custodia" de la Aduana.

JB: - ¿Cuánto?

WL: - No lo sé aun. De lo que vino, los escombros y los films iban a viajar de vuelta a Alemania, mientras que los libros iban a quedar aquí, ya que la idea era que fuesen entregados gratuitamente durante la muestra. O sea que ahora también enfrento problemas al mandar de vuelta todo a Alemania, ya que el material puede volver, pero los libros no, porque se hizo el trámite como una exportación definitiva y no para que vuelvan. Quizá deba pagar allá también al reingresarlos. En noviembre sabré cuánto. Ahora no lo sé.
Es increíble. Tuve que pagar cada peritaje, análisis y cuanta instancia burocrática me fue requerido que cumplimentase. Y son mis libros, mis cosas que mandé desde Hamburgo a Buenos Aires. ¿Cómo es que no puedo abrir las cajas, sacar los libros y entrar los escombros al país? Pero no me dejan porque me dicen que la Aduana es la frontera, que la caja está fuera de Argentina y no pueden permitir que yo saque algo que no está dentro del país.

JB: - El auténtico no-lugar.

GA: - Una exposición siempre viene acompañada de material gráfico, ya sea una tarjeta, desplegable, catálogo o libro. El material que viene con la expo es parte de ella. No puede considerarse al libro como una importación independiente. No son autónomos y solo existen en referencia a la expo. Los libros fueron realizados pensando especialmente en esta muestra, son necesarios para entender de qué se trata.

WL: -  Me confirmaron que las cosas no salían 5 y media de la tarde del viernes, cuando la inauguración era al día siguiente, sábado. Afuera había 3 banners, uno de ellos correspondiente a mi exhibición. Fui en taxi hasta ahí, el museo está en Libertador y Callao. Bajé y saqué la cámara de fotos, quise fotografiar el edificio con el banner, y entonces la cámara dejó de funcionar. No sé porqué.
Pasé 3 años en Kassel recolectando material. Allí no es posible excavar, pero las montañas se mueven y el material aflora. Iba a las 5 de la mañana, cuando aun no había mucha gente. Si no, nadie entendía lo que estaba haciendo, parecía de algún modo sospechoso y debía explicar qué hacía y no me gustaba. Pero iba a esa hora en que no había nadie, y sin embargo seguía sintiéndome observado. Y allí no había nadie. Empecé a sentir que quienes me observaban eran los dueños de los objetos que yo estaba recogiendo. Encontraba miles de cosas. Como un reloj de oro, destruido pero entero. En un tiempo la gente vendía sus relojes. Y dudo de si los espíritus de los dueños de estos objetos no están disgustados de que se muestren en Argentina.
La expo venía acompañada por 10 banners con fotos del archivo del Museo de Kassel, fotos de antes y después de la guerra que nunca fueron vistas.
Por ley estaba prohibido mostrar fotos de ciudades destruidas. Si en el 43 la Gestapo te encontraba con una cámara en un lugar abierto, ibas preso. Y también íbamos a exhibir dos films, que muestran el antes y después de la ciudad. Todo está en las cajas.

GA: - Es importante tener en cuenta qué cosas hizo Wolfgang en y por Argentina, además de ser un artista reconocido en su país y en el mundo. Él empezó a exponer en Argentina en Galería Suipacha. Y luego pasó por Der Brücke, por el CCRecoleta, Mamba, la OEA, el MAM de Mendoza, entre otros lugares. Últimamente había parado de exhibir aquí porque estaba dedicado a este proyecto. Pero vino el 2011, presentó el proyecto en el Museo de Arquitectura y fue invitado a exponer.
Por otro lado, hace 10 años pudimos llevar, gracias a los contactos y al trabajo de Wolfgang, a 10 artistas argentinos para que fueran a Alemania con todo pago. Estaba Sara Facio, se invitó a María Elena Walsh, Raúl Santana escribió un texto, fueron también Dompé, Hoffman, Gárgano, Ana Eckell, Díaz Rinaldi y otros más. Se hizo una muestra que se llamó "La otra cara", una suerte de contracara de Documenta, que ocurría al mismo tiempo. Entonces el Estado de Hesse lo distinguió a Wolfgang como embajador cultural para América, y especialmente Argentina.

WL: - Paso todo el día pensando qué hice mal, cuál es el problema, no tengo una respuesta. Y vuelvo a la historia de la cámara.

GA: - Yo pienso que son fantasías que lo consuelan. Es menos doloroso para él pensar que hay un problema con unas almas a que hay un país al que él quiere, que a través de su Aduana lo rechaza de este modo.

WL: - Trabajé mucho para crear un puente entre Alemania y Argentina. Pero se destruyó. No voy a volver a hacer nada con Argentina. Yo pagué 5000 euros de mi propio dinero para hacer esta muestra acá. Y les recomendaré a mis conocidos que no hagan nada en este país.

GA: - Wolfgang no llegó a la Argentina de la nada con ganas de hacer una muestra. Vino invitado por un museo estatal y público.

JB: - ¿Qué dijo el director del museo?

WL: - Que está avergonzado. Y que había realizado algunas llamadas.

JB: - Y del museo de Kassel, ¿no dicen nada? ¿o la Embajada?

WL: - No.

JB: - ¿Porqué?

WL: - Creo que los alemanes tienen un problema con el tema. Es solo una conjetura. Quizá Alemania prefiere no revivir esos recuerdos acá. Para nosotros hay una conexión muy especial entre ese período y este país. Eichmann llegó con la Cruz Roja a Argentina, trabajó en la Mercedes Benz con otra identidad. Y así tantos otros. La Embajada no hizo nada.

GA: - Es un momento muy raro acá, en el que se tiene que estar "a favor" o "en contra". Entonces algunas personas que podrían ayudar, debido a su alineación política, no quisieron hacerlo.

WL: - Un artista fanático del proceso actual hasta me mandó un e-mail diciéndome que estoy equivocado, que cometí errores, que mi despachante era un desastre. Y eso no es así. Es algo nazi creer que los sistemas son mejores que los seres humanos, y ser sus portavoces. Yo creo en la democracia y pienso que los humanos deben trabajar juntos para desafiarse a superar el sistema. Ahora un amigo de acá, que se dedica a importar lápices desde hace décadas, me contó que no le permiten importar más si no se las arregla para exportar también. Pero no se lo avisaron de antemano. Los trajo como siempre, y quedaron detenidos en la Aduana. Es errático. Si hubiésemos sabido en junio que algo ocurría, que no estaba entendiendo qué pasaba, que esperásemos, hubiese estado ok...

JB: - Bueno, justamente una despachante acaba de retirarse del negocio por los aprietes ilegales del Secretario de Comercio...

WL: - La Aduana nos hizo perder mucho tiempo. No sabemos si lo hicieron adrede. Si no iban a dejar entrar los libros, ¿para qué nos hicieron analizar la tinta, perder tiempo y dinero con eso? Ahora pido que abran las cajas y  me permitan destruir los libros, pero me responden que tampoco puedo.

JB: - ¿Tuviste alguna otra vez problemas parecidos en tu vida de artista?

WL: - Una vez tuve que pagar para ingresar algo en México, pero esta vez es completamente distinto. Porque no quieren que pague, no se sabe qué quieren. y además en aquella ocasión yo mismo podía actuar para solucionar el problema. Esta vez no.

GA: - Lo terrible también pasa por que la muestra de Wolfgang tiene tanto que ver con nuestro pasado. Es tremendo, en un nivel simbólico.

 

(1) Para ver el libro catálogo prohibido: http://www.luh-art.com/requiem-buch.pdf




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