-Vos no sabés a que huele ese perfume del que hablan en la tele, no? El de Pepe.
-Pepe y Tete Coustarot saben y Alan Faena sabe, él lo pagó. Y bastante caro.
-Ah, es seria la cosa. Será rico?
-No sabría qué decirte. No cualquiera puede. Y no creo que nosotras tengamos el gusto.
-Muy chic.

Hace más de un año que Martín Sastre trabaja en el proyecto “U from Uruguay”. El perfume de Pepe Mujica. El video publicitario se lanzó en la bienal de Montevideo de 2012. El perfume se realizó después cuando el cineasta, el presidente y su esposa recogieron los crisantemos, chircas y otras yerbas en la Charca del Rincón de Cerro, donde vive la pareja. Un frasco del perfume –uno de los tres que forman la edición hiper exclusiva– fue el envío uruguayo a la última Bienal de Venecia, donde fue subastado. Salió por USD 50.000 y el 90% está destinado al fondo para la promoción del arte contemporáneo uruguayo. El comprador fue Alan Faena y la noticia rápidamente se viralizó en los medios internacionales. Según wikipedia, esto lo convirtió en “uno de los escasos ejemplos de arte contemporáneo como fenómeno de masas”.

Como si el arte contemporáneo ya no apestara a frivolidad, la obra de Sastre da cuenta de que siempre se puede más. Aunque nadie se haga cargo, parece que nunca es demasiado. Y es que cuando se pierde la sutileza, entramos en el terreno de la tilinguería. Toda la estética de promoción y venta del producto es ramplona y pretenciosa. Demás esta decir que Sastre se ríe de ese híbrido de arte y moda al que es tan afecto el sistema mercantil del arte, pero es que a la vez su trabajo delata un deseo desesperado por pertenecer a ese mundo del buen gusto que ridiculiza. Es lo que suele pasar en el ambiguo terreno del humor en el que muchas veces el comediante queda empantanado. Si entendiera, si tomara conciencia de la dimensión de lo vulgar a lo que apela, sería una gran obra. Por momentos parece una obra política, pareciera que en el fondo aspira a eso, pero lo cierto es que no toma posición en relación a la superficialidad en torno al arte. Evade el conflicto que en simultáneo propone y que es tan necesario. No denuncia, no opina ni ofende, solo sugiere la filtración de la vanidad, que es la suya. Lo evidente es el ejercicio mediático, personal, que proviene de una interpretación básica de lo que los medios pueden brindarle a un artista: Fama.

Un presidente es más que una figura mediática. Mucho más éste. Parte sustancial de la obra se consolida en la figura de Pepe. Sastre se propone enaltecer a un presidente emblemático del siglo XXI, modelo de vida austera y que ha venido a plantear un nuevo paradigma de gestión de Estado. "Los logros más dignos de mención son, creemos, aquellas reformas innovadoras que no sólo se limitan a mejorar un país, sino que, si se imitaran, podrían beneficiar al mundo", dijo The Economist después de distinguir a Uruguay como el país del año por los cambios implementados en materia de derechos individuales, entiéndase: matrimonio igualitario, legalización del la marihuana y aborto. La revista británica destaca especialmente el estilo de vida del mandatario: “Vive en una humilde casa de campo, conduce él mismo para ir a trabajar en un Volkswagen Escarabajo y vuela en clase turista. Modesto pero audaz, liberal y amante de la diversión, Uruguay es el país del año”.
Inspiración para el mundo entero, no es raro que lo sea también para los uruguayos. Es clave la utilización de su imagen en este caso específico. Golpe de efecto, especulación mediática y respuesta inmediata. Son estrategias de la industria del entretenimiento. El punto crítico es el contexto. La operación es bastante simple: contraponer la estampita de Mujica con un objeto de lujo, hacer el negocio, y con lo recaudado hacer beneficencia. ¿Pero qué queda más allá de la prensa? Está bien, siguiendo el ejemplo de Mujica, que dona el 90% de su sueldo para la construcción de viviendas sociales, el mismo porcentaje de la venta del perfume se destina a la creación de ese fondo de arte contemporáneo. ¿Es esta la obra? Incluso si así fuera no llega, como Mujica en lo suyo, a cambiar las reglas del juego.

En antesala de la última muestra en Ruth Benzacar, una pantalla mostraba un video con imágenes de prensa, notas televisivas, comentarios de Susana y la abuela, la mar en coche y Teté Coustarot. Será esta una obra, o será que nos están queriendo vender algo que no sabemos bien qué es. Hay que decir que una obra prensable claramente no es una obra sobre la prensa. La opereta mediática sobre todo planta la figura del artista en la escena montada ad hoc y ya nada es lo que era. Sastre siempre está jugando a meterse en las historias que cuenta, manía de director de cine que esconde atrás de un personaje menor. La diferencia con el cameo de directores como Hitchcock y Tarantino, es que sus bolos siempre son personajes menores que no significan nada más que un guiño. En el caso de Sastre, el personaje secundario, silenciosamente, se lleva el rol principal. Por otro lado, cuando un artista irrumpe en la obra, pone el cuerpo, es para enunciarse, no para actuar. No para vender (se).
 
Pero bueno, siempre hay que ir por más. Ahora Sastre anuncia que el tercer frasco de perfume será su regalo a Cristina Fernández de Kirchner para Navidad. En momentos de tensión entre ambos países por lo de “la vieja” y “el tuerto” y la seguidilla de comentarios críticos a la gestión cristinista, Botnia, el bloqueo a las importaciones y otras tantas diferencias entre dos mandatarios tan cercanos y tan distintos. Sastre alude al gesto diplomático, y calculado, que lo mantendrá por unos días más en la tapa de los diarios. ¡Prensa!¡Prensa!