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Me quedé leyendo dos notas hoy, la entrevista a Fabiana (las fotos son bellísimas) y la nota de Mariana sobre el evento artie en la inauguración de la revista.
Leyendo su nota, se me vienen a la cabeza, automáticamente, los seis años de cursada de historia del arte en Puán. Ella declara estar atravesada “por esta deformación profesional hacia el arte contemporáneo”. Me sentí muy identificada con esta frase. A veces tanta teoría, tanta interpretación (que es justa y necesaria) termina alejándonos (me) de la experiencia en sí que propone la obra, en un tiempo y espacio concreto. Ese tratar de ir “mas allá”, tratar de entender y quedarse tranquilo con que eso que vemos es tal o cual cosa, que viene de tal o cual género. Creo que hoy (y hace un tiempo ya) esa actitud es casi facilista. Quedarse en la etiqueta, como dice Mariana, no lleva a nada, es un sistema tautológico. Comparto y me entusiasma lo que propone como la erótica del arte, la curiosidad ante la obra. Qué nos depara, qué me depara a mí después de haberla vivido. Es fundamental. Y sí, también reivindico que la crítica es necesaria, el debate y el pensamiento en torno a cualquier obra o manifestación artística es un trabajo que a fin de cuentas alguien tiene que hacer, justamente para seguir y que después se tome o se refute, como una cadena de pensamientos que van paralelos a la obra, no la tapan ni la suplementan.
Otro punto que me interesa rescatar es lo mencionado al final, como la vuelta de tuerca de ésta varieté. “para el espectador atento, proyectaron un fragmento de un video iluminador, clave para darle una lectura interesante al asunto”. Ahora me pregunto yo, ¿quiénes son los espectadores atentos?, quizás había personas que conocían ese video y vieron con otra color toda la obra, otras que les deparó curiosidad y luego le preguntaron al artista qué era lo que aparecía atrás, porqué ese video y no otro. Pero quizás también había muchas otras que sólo se quedaron con lo que vieron y de ahí, quizás, se hayan preguntado, ¿qué onda?, cómo esos chicos que ella menciona que escuchó al pasar. Y de ahí toda la derivación a lo ontológico en el arte, asunto planteado desde principios del siglo XX. Suelo escuchar esa frase seguido, que "todo es arte" (porque sí) y que siga la fiesta. Pero ese espectador atento es el que ve esa obra y piensa, ¿ahora qué?, y se hace cargo de esa incógnita. “Lo que ves es lo que hay”, frases irónicas si las hay. Por más que no sea obvio, hay algo ahí para descubrir, que queda en uno. Esa es la seducción que plantea el arte, que te deja con ganas de más. Desde ese silencio lleno de posibilidad cada obra nos llama. Queda justamente en nosotros ver y escuchar qué propone. Tan sencillamente complejo como eso.
Disculpen si el hilo de las ideas no es muy claro, pero me interesó la nota porque aparte la conozco a ella y leerla era como escucharla hablar, diciendo "compu" o "info", su manera de redactar, etc.
Me gustó mucho la iniciativa de la revista y creo que es algo que hace falta.
Saludos,
Renata Cervetto
Queridos amigos, nos congratulamos por la aparición de Sauna, un espacio necesario a la hora de desnudar la variada geografía del arte. Hacemos votos para que este nuevo emprendimiento sea enriquecedor -y a su vez, despojador de toxinas y superfluidades- a fin de mostrar al gran público una mirada inteligente y amplia. Un fuerte abrazo, y felices por esta buena noticia. A transpirar, pues.
Milton Acosta.
Sauna: Gracias Milton, qué bueno tenerte de lector.
De la encuesta sobre federalismo de Sauna #2:
Las provincias necesitan de la mirada externa para enriquecerse. Claro, que esto debería darse en el marco de un diálogo y no de una instrucción unidireccional como generalmente sucede cuando un gurú "baja" al poblado. En las capitales hay más movimiento, se da un diálogo más desprejuiciado y abierto, los estándares de legitimación son más exigentes, menos complacientes y es lógico que todo esto enriquezca a los artistas, a sus obras y a la escena toda. Esto cuenta también para la petit aldea que es Buenos Aires, cabeza de ratón, y su relación con el exterior, cola de león.
Los museos como el Macro -que para muchos fue un fraude- o el Caraffa, las clínicas itinerantes, los concursos nacionales, que de federales no tienen nada, son espacios necesarios para articular este diálogo entre las provincias y las capitales. No solo para bien de los provincianos sino para el bien de los porteños que encontraremos otros ritmos más cercanos a los ritmos naturales, una mirada más inocente, o más cruda según se valore; y sobre todo, encontrarán otros temas, otras preocupaciones, otras estéticas, otras técnicas. Cualquiera que trabaje en el arte sabe que siempre es bueno mirar para adentro.
Manuel Blasco
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