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Cuando la muestra fotográfica “Ausencias” de Gustavo Germano se exhibió en el Centro Cultural Recoleta en 2008, Estela de Carlotto le dijo emocionada al autor, “La vi. Vi a mi hija en tus fotos”.
En estos días, la misma muestra está colgada en la ex ESMA y aquello que estas imágenes generaron como certeza para Estela de Carlotto, es para mí ciertas preguntas: ¿es posible representar lo que no está? ¿Qué es la ausencia? O mejor, ¿cómo darla a ver?
Germano presenta pares de fotografías donde una escena doméstica, cotidiana, no militante, se repite idéntica salvo tres elementos. Dos de esos cambios son visibles, el tercero no: en la segunda foto los que aparecen tienen treinta años más que en la primera toma y uno de ellos falta –lo podemos ver-. Lo tercero invisible es que quienes miramos sabemos que esa falta nombra la desaparición de personas durante la última dictadura militar en Argentina.
No se trata de pensar ahora en esta breve nota el contenido político de estas fotos, lo que ellas quieren hacernos notar sino tratar de dar cuenta del procedimiento que el lenguaje artístico del fotógrafo utiliza magistral y eficazmente para hacerlo. Es que la dimensión formal de todo trabajo artístico es parte fundamental en la construcción de sentido; lo que sintió Estela Carlotto y muchos otros al ver la muestra es efecto de una forma, de una manera, de un modo, de un procedimiento. Y en la colección de fotografías de Germano, lo que las vuelve potentes y significantes es un modo particularmente complejo de trabajar la elipsis1.
Un primer nivel de lo elíptico es que dentro de cada par está ausente -en la segunda foto- alguien que estaba en la primera foto, eventualmente más de una persona. La falta evidente, esa ausencia, es lo que determina el sentido del par. Lo que el apetito del ojo busca saciar es saber –mirando- qué pasó con el ausente. El segundo plano de la elipsis, es un plano temporal: entre las dos tomas ha pasado tiempo. Ciertamente Germano no es original, la duplicación para mostrar el paso de los años es un recurso muy conocido, de hecho todo álbum familiar muestra ese inquietante transcurrir de la vida. En este nivel de la elipsis, lo ausente es justamente ese pasar. Lo que no está es lo más evidente: el tiempo transcurrido se muestra a partir de la ausencia de tal representación. Otra vuelta de tuerca sobre la elipsis temporal en el trabajo de Germano tiene que ver con el tiempo pero con el tiempo que siguió a la segunda toma: un tiempo que siempre es futuro. Un futuro que empezó cuando el fotógrafo realizó las segundas fotos de cada par, llega hasta hoy e incluso se extiende hacia adelante, hacia mañana mismo. Porque hasta que pase la suficiente cantidad de tiempo como para que los ojos que miren estas fotografías puedan suponer que la ausencia de alguien se debe a una muerte natural, Germano seguirá dándonos a ver lo imposible.
Pero lo notable de las imágenes de “Ausencias” es que esa mostración imposible se realiza en el mismísimo hecho de la muestra: quienes hoy miramos las fotografías vivimos un tiempo que el ausente de la segunda toma pudo o debía vivir y que sin embargo no está viviendo.
Lo que vuelve al arte verdaderamente perdurable es poder reunir belleza y ética en una producción material que produce sentido, que trasciende lo sensible convocando el pensamiento y la acción.
Cuando cierta proliferación de imágenes sólo logran anestesiar, incluso a pesar de sus buenas intenciones, este trabajo parece renunciar explícitamente a la construcción heroica de los ausentes a través de una historización primorosa de lo que pasó en Argentina durante la dictadura militar.
Por último: mientras escribo estas líneas me doy cuenta que sólo la mitad de las fotos de la muestra son obra de Germano. O no. Quizás el trabajo del artista empezó cuando miró su propia foto de familia: él y sus dos hermanos mayores, todavía niños, y luego evocó al que está desaparecido.
El punto de partida es un material privado que se vuelve público para evitar toda banalidad.
1Elipsis es un procedimiento formal que consiste en producir significación no a partir de la presencia de un signo sino de su ausencia.
”Ausencias” de Gustavo Germano, actualmente en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, Av. Del Libertador 8151, Buenos Aires.
Daniela Gutiérrez
Siendo eterna diletante, díscola, dispersa y dubitativa, logró terminar sus estudios universitarios en las carreras de Letras y Educación en la UBA. Contra todo pronóstico, la niña políglota y con alma de bailarina sólo logró ser consecuente en la maternidad y la formación de posgrado. Pero aún así, se complace, empecinada, en lo inútil y lo hermoso. Desde hace muchos años, lee y escribe sobre arte, dejan que sus pensamientos y palabras se amolden a libros y artículos académicos e informales. Algunos de ellos la avergüenzan, otros, en cambio, la enorgullecen.
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