La artista y su obra guardan una continuidad estética y discursiva enorme, comparten ethos. Aunque el clima de la obra de Cecilia tenga más de bodegón holandés, y ella, alejándose hacia el este y avanzando un par de siglos, recuerde más a una heroína de novela rusa del 800.
Hay en sus imágenes llamadas a un algo sereno, ido en el tiempo, analógico; aunque el anclaje en la contemporaneidad sea evidente a través del guiño pop repetitivo, de cierta materialidad china de bazar que Cecilia señala, resalta y enaltece.
Por otro lado ¿qué obra y qué artista más adecuadas para retratar a nuestra aérea escultora de tapa? Sin extrañar los colores que transita en sus fotografías, Cecilia manejó el blanco omnipresente y el asomo puntual del negro a la perfección, mostrándose tan contemporánea como nadie, tan casual. Dúctil y segura, como la más arrojada chica Dostoievski.

Cecilia Lenardón. Rosario, 1979. Fotógrafa y psicoanalista, coquetea también con la música experimental, la escritura y la performance. Participa en dos ocasiones del Premio Petrobras con los proyectos grupales Guo Cheng Cráter y Pop up cartoon. Actualmente dicta el taller La lectura en fotografía, pero lo que más le gusta es cantar en su dúo amateur Escuche y Repita. Vive y trabaja en Rosario.
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