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1.
Toda teoría es mejor que la práctica. La expresión se actualiza en cada concurso, premio y beca del país. Argentina sostiene un sistema artístico excesivamente endogámico -porque si fuera solo un poco no se notaría tanto- en el que los hijos retrasados de tan incestuosa relación, ahora se están emancipando y haciendo estragos en las instituciones, con lo que conocemos como arte y con lo que nos queda por conocer sobre él. Nepotismo y tráfico de influencias son palabras frecuentes en la boca de los consternados que miran pasar de largo las escuetas cucardas y la, mucho más escueta, gloria. Estoy generalizando, claro, para contextualizar. Evaluar el origen de las cosas es un punto de partida necesario ante el devenir de un análisis, porque este surge inexorablemente de lo ya existente.
Si ampliamos el foco geográficamente, un poco solamente, aparece la escena internacional desarticulada de la nacional. Al querer relacionarse, coalicionan sus modos de proyectar y de producir, sumando a la confusión generalizada sobre lo que el arte contemporáneo es.
Si deducir es una posibilidad, puedo arriesgar qué es lo que el jurado del Premio Faena a las Artes galardonó en la figura de Franco Vico. Entiendo que parecía una propuesta inclusiva, acorde al momento que se vive internacionalmente en materia de “modelos de contemporaneidad”. No se proyectaba como una obra más en la pared, tampoco como un sitio especifico para el excéntrico piso de mármol, sino más bien como una de esas obras que plantean un modelo social alternativo que nos exige una toma de postura al cuestionar el orden actual (del que somos parte, claro está). Diría que se proyectaba como una obra de institución específica. El proyecto presentado era tan bien intencionado que se le quiso creer, pero también tan abstracto que no llegó a tomar forma. No llegó a ligar con el contexto ni con sus propias condiciones. La teoría perfecta resultó en la práctica una lamentable y vaga presentación de algo que podría haber sido pero no.
Quizás el jurado pecó de inocente, si es que cabe la inocencia en este lugar. Quizás no cuestionó sus posibilidades reales de concreción, no digo las materiales sino las éticas, y compró una idea para un contexto internacional pero realizada en casa. Quizás no fue consciente de esta patética escena donde un chiste se confunde con una obra de arte.
Así surge la Fundación Vairoletto y su misión, que para no extenderme ahora pueden revisar en este link fundacionvairoleto.org. La fundación acaba de inaugurar su sub-premio “I Fuorilegge”, al que me voy a referir no tanto por las obras individuales sino por la gran obra que las contiene, encierra y absorbe.
2.
Hay temas que exigen un mayor o menor grado de compromiso. Y aunque no parezca, lo cierto es que el bandolerismo es un fenómeno complejo de abordar en un contexto como en el que se lo presentó. El arquetipo del tipo rico ladrón de guantes blancos es el fantasma que ronda en Puerto Madero, y al que Vico apela para luego desentenderse. Cuestiona lo que luego festeja. La responsabilidad era esencial para que la acción sea premiable. La trama histórico-social del bandolero es de una extrema dureza y rusticidad, imposible de abordar superficialmente a menos que se trate de una fiesta de disfraces. Es irónico que cualquiera de las dos versiones, según se mire, la del individuo de naturaleza malvada erguido contra el capitalismo o la del generoso Robin Hood que reparte entre los pobres lo que le saca a los ricos pretendan instalarse como referentes morales en tiempos de democracia como el actual. Mucho peor aún es relacionar esa idea infantil de rebelión, extraída del recuerdo marchito del superhéroe norteamericano, con un modelo de transgresión ante lo instaurado. Sobre todo cuando los tiempos modernos exigen repensar un modelo de transgresión. Esta es una postura presumida y obscena, tanto del artista como de la institución. Ver pavonearse los sombreros dorados por la sala entre supuestas ideas combativas es, en su contraste, desesperante y abrumador. Se confunde el ser y el parecer. ¿Cómo se puede pensar que un modelo mal editado de héroe y villano de principio de siglo, pueda en un presente como el nuestro ser referente de una revolución?
El híbrido coctel que da cuerpo a la Fundación Vairoletto mezcla al bandolero argentino, vestido de Llanero Solitario marca Disney, con el Jet-Set colateral, la kermesse con rotulo de performance y la liviandad propia de la sobreestimulación temprana con la inconsciencia total.
El chiste adolescente subvencionado, pierde toda gracia cuando desplaza obras como las de Santiago Sierra, o la de Sebastián Díaz Morales y vaya uno a saber a cuantas otras más postuladas. ¡Sin dudas, un robo! El humor es uno de los recursos mas complejos porque requiere un grado de elaboración ejemplar y un espíritu elevado. Sino es un chiste y nada más.
Los 25 artistas seleccionados pierden su acento en la asociación directa al discurso de la obra que los contiene. Algunas de las obras funcionan por si mismas y se rescatan, pero en su mayoría son de un grado de obviedad espeluznante que demuestra que las ideas no se elaboraron a conciencia. Algunas fueron concebidas exclusivamente para el premio, y cuando esto se hace evidente pierden estabilidad. Las otras que no lo hicieron son las que se destacan del resto. Pero incluso así, todas responden a la concepción de arte de Vico y esto no solo viene a poner en cuestión la proclama, Art to the People, sino que sobre todo denuncia el proceso de selección como una operación de apropiación.
La obra de Vico, sin cuerpo físico, llena un vacío y al mismo tiempo, la sala del Faena Arts Center. Pero nada se llena de sentido. Como chiste, dan ganas de llorar.
"I Fuorilegge" del 7 al 29 de julio, de sábados a lunes de 12 a 19 horas. Faena Arts Center, Aimé Paine 1169, Faena District, Puerto Madero.
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