En Argentina oportunidad se dice crisis, acota un amigo perspicaz. Incendiamos los pajonales secos con velas Ranchera, mientras imaginamos unos corridos pampeanos: la pista  sobre la que ejecutaremos aquello que hemos de ejecutar, algo entre la banalidad y el gore. A 2000 grados. Sauna con cama solar saboteada por una rubia mala, con el fin de fritar a la amiga.

No hace falta aclarar que ni nosotros pensamos todos igual, ni nos interesa que nuestros invitados lo hagan del mismo modo que nosotros. Por supuesto que tampoco mantenemos una unidad en el tono.
Vale la introducción para esta Sauna abierta. Con entradas, afinada en distintas claves y de amplias disonancias.
Hay una entrevista principal a Ticio Escobar, teórico con una voz muy propia en el arte latinoamericano. Conversó con Batalla, y lo fotografió su socio en mucha cosa, el artista Osvaldo Salerno.
Gustavo Montagna y un informe sobre el estado crítico de muchas estatuas del patrimonio porteño. Fernando Loustaunau, desde Montevideo, con una nota sobre el pionero del videoarte Juan Downey. Agustina Bullrich desde New York y una introducción a Llyn Foulkes, artista norteamericano entre el estrellato y el ocultamiento definitivos. Facundo Abalo con una nota sobre la estilización de la propaganda y su vínculo con el arte contemporáneo.
Más acá, Dany habla de una muestra de Maia Debowicz y de primeras citas con chascos. Soto discute la obra Distancia -que implicó un sangriento debate interno- y la relaciona con lo de Denegri en Osde. Y last but not least, Guido con una nota sobre PARASITiO de Camargo, en un texto que delata su propio cauce, los vínculos. No existe el comentario ajeno, desinvolucrado, ni siquiera como estrategia.

Los toreamos como siempre a que comenten y envíen sus ideas. Volveremos pronto con Sauna ¡33!, que suena como… un número.