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“¿Hay acaso, ¡por los dioses inmortales!, seres más felices que esos hombres que el vulgo llama payasos, tontos, fatuos y locos de remate, apelativos todos ellos espléndidos, a mi parecer?”
Erasmo – Elogio de la Locura
Jueves 27 de Octubre: “Faltan dos días para el desfile de Manuel… y yo soy uno de sus modelos”. La frase resuena con la misma fuerza en mi cabeza, como en mi panza, tan fuera de línea. A modo de tranquilizante estomacal, pienso que en los castings de Manuel Brandazza lo que abunda es la diversidad tanto física como etaria. Manuel no discrimina en usar de modelo para sus colecciones ni al chonguito musculoso ni a su mismísima abuela. Su propuesta es para todo aquel que se anime a ser un animé, un super-héroe o a estar un poco loco.
Como amigo, que vivió desde los inicios su carrera como diseñador en el año 1996, siempre espero con entusiasmo sus presentaciones. Y este año no es la excepción. “La Federación de la Luz”, con todas las connotaciones que el nombre despierta, es el tercer desfile-performance del artista desde su regreso de un exilio auto-impuesto de 5 años en Brasil. También, es el tercero desde que relanzó su carrera bajo el nombre de Brandazza en el año 2009, ya sin el apellido de su ex socio creativo en la marca BrandazzaDeAduriz, con la que llegaron a participar en varias ediciones del BAF Week.
Estoy ansioso por que llegue el sábado. Quiero que Manuel me ponga el estrambótico conjunto que tiene preparado para mí y salir a mostrarlo por las calles. Quiero ser su modelo por un día y ver ¿qué iluminará con “La Federación…? ¡Sí! Eso es lo que quiero.
Viernes 28 de Octubre: “Falta un día para el desfile de Manuel”. No tengo mucho tiempo de pensar en mi carrera de modelo, ni en mi panza, ni en nada, porque estoy tapado de trabajo. A última hora del día le pregunto por el chat si ya está en Buenos Aires. Manuel me contesta: “No, sigo acá”.
Le digo: “Kamikaze”.
Me dice: “Como siempre”.
Claro, como siempre. Como en la presentación de la colección primavera-verano 2011, La Conferencia de los Pájaros, que culminó con una improvisada y surrealista procesión de todos los modelos por la fuente principal del Jardín Francés del Parque Independencia de la ciudad de Rosario.
Para quien no los experimentó nunca, los desfiles de Manuel Brandazza tiñen el paisaje urbano de color y son sus prendas, descontracturadas y futuristas, las que funcionan como pinceladas humanas que van de acá para allá, animándolo todo. Sus irrupciones sorprenden por su carácter transitorio y tribal, por los fuertes simbolismos que le imprime a sus prendas, pero además, y por sobre todo, porque crean una ilusión óptico-cromática en la retina de quienes las presencian. “Eso que acaba de pasar… ¿Pasó?”. ¡Sí! eso es lo que pasó.
Hoy fui a ver “Pina”, eso también pasó. El que no la vió se la pierde. Estoy “flashiado”. Me voy a la cama lleno de sensaciones y temprano, dicen que para despertarse con buena cara hay que dormir como mínimo 8 horas…
Sábado 29 de Octubre “Hoy es el desfile de Manuel”… Salgo al Centro Cultural de España, lugar al que somos convocados a las 14 hs. para producirnos y desde donde luego partiremos hacia Plaza San Martín. Es allí el desfile que también va a ser una instalación, un collage, un acto mágico, simbólico y sagrado.
“No light, No light” de Florence and The Machine suena a modo premonitorio en mi reproductor de mp3 mientras viajo al centro en el 140. Llego. Bajo las escaleras al sub-suelo del CCEBA y Manuel, a quien no veo hace meses, me abraza y me dice: “No hay luz”. Por esos “accidentes”, nadie sabe habilitar la electricidad del sector donde hay que vestir, peinar y maquillar a los modelos. Manuel se toma el hecho con una sorprendente tranquilidad. Nada en él remite al típico diseñador pre-desfile en estado de plena histeria al que nuestro imaginario está acostumbrado (y mucho menos si no tendría luz). Él se mantiene “tranqui” durante toda la hora que espera la electricidad, que finalmente le es dada. Y todo empieza con la luz. Con la luz van llegando más amigos y la música. Y lo que antes era un sub-suelo oscuro, ahora es el backstage de un desfile que se convierte en una fiesta del re-encuentro, en un estudio fotográfico, en una sala de modificación.
A pesar del retraso, a la hora indicada estamos todos en una fila, maquillados, peinados, y pintados, listos para empezar. Como en un último acto, Manuel hace entrega de las esculturales máscaras creadas por Flor Caterina y que algunos tendremos el honor de portar. Mitad humanos. Mitad Animales. Mitad vestidos. Mitad en bolas. Arranca el juego.
Caminamos en procesión desde la Calle Florida al 900 hasta la barranca de Plaza San Martín ante la mutiplicidad de miradas que, sin entender a qué neo-movimiento representamos, nos ven pasar. Llegamos a las escaleras de la plaza que funcionan como pasarela donde la gente espera nuestra actuación. Bajamos desfilando al ritmo de la música. Damos una vuelta y el círculo retorna a su principio. Algunos se forman atrás. Y otros se paran adelante a hacer una clase de Yoga. Empiezan a aparecer burbujas de jabón. Se prenden bengalas con humos de colores. Todos saludamos al sol y en ese instante se enciende El Momento. Aplausos. Eso es La Federación de la Luz.
Luego de unos minutos fotográficos, la multitud se diluye, nos empezamos a dipersar en saludos y emprendemos el regreso al CCEBA. Mientras Manuel recibe y cuelga nuevamente las prendas en el perchero, en una de las salas se arma una fiestita para los amigos y los amigos de ellos también (bailemos, bailemos… o estaremos perdidos).
Me acerco a Manuel y le pregunto si está contento, si le gustó cómo salió todo. Me contesta: “Fue medio cualquiera”. Me doy vuelta y me voy. No termino de entender su respuesta porque para mí algo se iluminó. La Federación, por reflejo inverso, ilumina el hecho de que lamentablemente todos los días tenemos que ser muy cuerdos. Que a medida que crecemos nos condenamos casi sin darnos cuenta a existencias sin color ni humor. La Federación echa luz a que no todos los días jugamos como chicos o somos soberanos de nuestros espacios, mucho menos de nuestros cuerpos o cabezas. La Federación es un gesto que mancha con colores vivos el lado monocromático, aburrido y contracturado de nuestras vidas para que nos encontremos aflojados un rato, y juguemos y nos riamos como niños, como locos.
Juan Manuel Brandazza nació en Rosario el 25 de octubre de 1975.
Las instalaciones performáticas de Brandazza exploran las posibilidades de exhibición, más allá del circuito comercial, realizando presentaciones en parques temáticos, en la calle, de día, de noche, en discotecas, galerías, museos y en distintos escenarios de la naturaleza.
La Federación de la Luz - Producción general: Virginia Negri - Desarrollo de esculturas: Flor Caterina - Make up: Ann de la Fuente - Música: Carisma & Ichlove - Peinó especialmente: Caro Castoldi - Fotos: Ale Tosso & Dudu Quintanilla. Fotos para la nota: Alejandro Tosso, Catalina Frers, Virginia Christe.
Alberto Eliás nació en Santiago del Estero el 9-11-1977. Estudió Ciencias de la Comunicación (UBA). Publicó el libro “Yo soy 3” dentro de la antología “El Grito de Medusa” (Ed. Léctica, 2004) y “6 Mujeres” dentro de la antología “Sí Hamlet duda le daremos muerte” (Detectives por la Identidad, 2010). También es el co-autor junto al dibujante Addrox Karpenkopf del proyecto “¡Muérete! Accidentes Lingüísticos” (www.muerete.com.ar)
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