Valle sonoro de pedregal
piedra por piedra al viento va,
borrando huellas a mi dolor
silencio puro es mi corazón
(Chacho Echenique)

No figura en guías; no tiene webs, ni blog, ni facebook, ni teléfono, ni inauguraciones, ni invitaciones, ni cartel a la calle, ni puntos rojos, ni trastienda, ni epígrafes, ni galerista, ni ventas. Pero sí tiene muestras que duran unas pocas horas y coleccionistas fantasmas que arrasan con las obras. Y sobre todo, tiene una cabeza: Josefina Carón.

Esta galería está situada en pleno centro de Cafayate, 180 km al sur de la capital de Salta y 1700 km al norte de Buenos Aires. Según Wikipedia es la ciudad más importante dentro del circuito turístico de los Valles Calchaquíes. Los atractivos son tanto culturales como naturales; museo arqueológico, paseo de los artesanos, gastronomía regional, festivales de música folclórica y maravillas como La Quebrada de las Conchas, Las Siete Cascadas del Río Colorado, Los Médanos, El Molino de Piedra, entre otras. Se destaca por la calidad de sus vinos, especialmente el torrontés. Tiene una población de 14.500 habitantes.

Josefina vive y trabaja en Cafayate, es artista visual y maestra. En 2008 se encontró con esta habitación de una casa abandonada en el centro del pueblo. Le gustaron sus paredes de adobe, por ese color neutro del barro. Entonces quiso probar cómo quedaban unas fotos suyas sobre ellas. Las instaló ahí, pero cuando fue a hacer un registro con la cámara se dio cuenta de que no tenía pilas. Como vive a seis cuadras, dejó todo montado y fue hasta su casa. Pero al volver, ya no había ni una de sus fotos. Primero le provocó una especie de shock y después le pareció genial lo que había sucedido. Así empezó todo.
Continuó su relación clandestina con el lugar y siguió colgando pequeñas obras para ver o descubrir si el deseo del otro seguía estando. Lo que se confirmaba cada vez, porque sistemáticamente esas obras desaparecían.

Esta casa abandonada es una construcción típica de los Valles Calchaquíes, de ladrillos y revoque de adobe, puerta principal a la calle de madera de algarrobo, cerrada con una gruesa cadena y candado. Para entrar hay que rodear la construcción donde aparece una insólita abertura lateral. No tiene techo, desapareció dando lugar a una entrada de luz perfecta para iluminar las obras. Queda de camino al mercado de frutas, por lo que resulta una calle muy transitada. La galería funciona en el cuarto que da a la calle, como una especie de cubo de casi 4 x 4 metros que no es blanco, es marrón. En la pared que da al fondo tiene una apertura en arco que da a una especie de jardín, en el que hay dos algarrobos y muchos yuyos. Todo parece diseñado y pensado por Lewis Carroll para que Josefina se encuentre en medio de preguntas y respuestas cada vez que entra aquí, casi como si estuviera en otra dimensión.

En el verano de 2008 les contó a unos amigos que estaban de vacaciones en Cafayate lo que venía sucediendo con este lugar encontrado. El último día de las vacaciones les dejó una sorpresa colgada en la pared de la futura galería. Entonces pasaron, se la llevaron y escribieron raspando en la pared "Si". A lo cual Josefina le sacó una foto, y es un registro fundamental para la Galería en Ruinas, porque al tiempo ellos mismos le propusieron hacer una colectiva. Sucedieron esa muestra y muchas más. Nunca se hicieron convocatorias, cada vez que contaba la historia de este sitio los artistas solos se entusiasmaban y le mandaban obras. Lo atractivo para muchos de los que expusieron es que la obra se va en manos de no se sabe quién y están circulando por Cafayate pero no se sabe dónde.

¿Será un nuevo coleccionismo? Gente de un pueblo que obtiene obras de artistas, que lo más seguro es que no saben quiénes son. Pero las toman silenciosamente. Y las guardarán en un mueble, las colgarán en sus cuartos, o las mostrarán como un botín de guerra. ¿Son niños traviesos a la hora de la siesta, o una refinada vecina que decora su cocina con un Ballesteros o un Lamothe?.

El ritual es llevar la obra a la hora de la siesta para hacer el montaje, para lo que en general Josefina es acompañada por su mamá. Que le sostiene todo mientras ella clava o cuelga las obras, ya que poco se puede apoyar en el piso debido a la abundante basura: ya forma como una capa arqueológica donde se mezclan restos de obras que volaron por el viento con basura que tiran los que vuelven del mercado de frutas. Después del montaje hace el registro, saca fotos para mostrarle al artista que fue exhibido y vuelve a su casa. Es todo muy breve, quiere ser lo menos invasiva posible con el lugar. Regresa a la noche o al día siguiente para ver si la obra sigue ahí o alguien ya la tomó.

Guido Yannito ayudó al proyecto, él lo promocionó en Buenos Aires y provocó que muchos artistas quisieran participar, dándole obras que llevó a Salta; desde ahí Josefina se encargó de llevarlas a Cafayate. Las guardó en un placard de su casa a esperar que les llegue el turno para ser exhibidas.
Entre los artistas que expusieron en Galería en Ruinas están: Mario Córdoba, Soledad Dahbar, Florencia Blanco, Ernesto Ballesteros, Luciana Lamothe, Guido Yannito, Federico Villarino, Gala Berger, Ana Benedetti, Javier Soria Vázquez, Irina Kirchuk, Luciano Burba, Roxana Ramos, Mercedes Azpilicueta, Antonella Aparicio, Gabriel Chaile, entre muchos otros.

“Me gustaría que en algún momento las personas que tienen todas esas obras que salieron de la galería y que circulan por el pueblo digan algo o aparezcan de alguna manera.
Quiero seguir sosteniendo este proyecto mientras haya artistas que deseen pasar por esta experiencia.” JC
Josefina vive por este año en Buenos Aires porque está becada en el programa de artistas de la Universidad Di Tella. Lo cual no le impide seguir con la galería porque le dejó obras a su madre para que, junto a Roxana Ramos, monten cada tanto una nueva muestra.