Sobre “Train, Mechanical” de Paul McCarthy en el Malba.
por Dany Barreto
 
     
 

Como unos jinetes del apocalipsis, cabalgan unos monumentales Bush mellizos casi totalmente desnudos, solo calzan botas texanas. Sedientos de algo heavy, los ojos giran, las cabezas se desorbitan, como en un trance de drogas duras empetroladas avanzan en la séptima y última sala de "Bye Bye American pie" en el Malba. Más que jineteando parecen estar en un set de cine porno, en plena filmación y curtiendo sexo sin parar, cada mellizo con un chancho. Zoofilia explícita. Pero no es solo un cuarteto de mellizos zoofílico, es una masa rosa chiclosa orgiástica, que incluye a más personajes. Los porcinos no solo están sometidos por los Bush, sino también por un par de chanchitos más pequeños que penetran por otros orificios como las orejas. En el delirio de la escena, los animales calzan zapatos de vestir y los más pequeños, en lugar de patas, tienen una mano de hombre fuerte, con la cual sujetan morbosamente al penetrado. Parece una escena extraída de "Saló a los120 días de Sodoma", última película de un Pier Paolo Pasolini desilusionado con la humanidad y, sobre todo, con las políticas gubernamentales de la década del 70.
Abuso, opresión y dominación son temas recurrentes en McCarthy: "Hacia finales de los años 70, estaba más interesado en lo específico. Mis performances se orientaban hacia la realidad; después me interesé por la confusión entre la realidad y la ilusión. Comprendí que la necesidad de generar violencia, la necesidad de la violencia física, no correspondía a una realización específica. Me fui interesando cada vez más en representarla."  "Train, Mechanical" (2003 – 2009) es una obra escultórica mecánica que parece una performance realizada mediante marionetas. Como en casi toda la obra de este artista, hay una búsqueda de romper lo que en el arte está tan compartimentado, -de un lado los pintores y al otro los escultores-, y lo logra mezclando técnicas, fusionando y confundiendo géneros, y sobre todo poniendo el cuerpo, usando sus fluidos, mezclándolos con comida para ir más allá aun, -búsqueda que persigue desde sus inicios-. Si bien esta obra coincide con la de Pier Paolo en que habla de la decadencia de un imperio, la diferencia está en el  humor; McCarthy plantea una violencia ilusoria y disparatada, es en realidad una referencia a la violencia "inocente" de los dibujos animados, hasta con una estética cercana a la animación de Disney o de los Simpson. Según el curador, Philip Larratt-Smith: “El artista deconstruye los relatos y mecanismos de la cultura pop, de Hollywood y de la política de Estados Unidos, reconstruyéndolos por medio de la performance, el dibujo, la escultura y la instalación (...) Train fusiona el impulso sexual y el impulso de muerte en una escultura mecánica a la vez cómica y horrorosa.”
Hay público que se ofende con este tipo de obras y hay otros que prefieren reflexionar. Algunos se escandalizan mientras otros se cuestionan sobre el abuso de poder, que muy a menudo tiene una conexión directa con el dinero. El mismo artista ironiza sobre eso teniendo en claro que sus obras circulan entre los coleccionistas ricos, pero sabe que cuestan menos que cualquier película de bajo presupuesto en Hollywood.
“Train, Mechanical” plantea una escena motorizada, digitalizada, y animada por un aparataje mecánico importante que está más que expuesto y aporta más significados a la misma. El dispositivo se encuentra por debajo de una mesa, sobre la cual los protagonistas también llevan como mochilas más mecanismos que quedan a la vista. Generando otra orgía visual donde el espectador se siente más voyeur que mirando la escena de sexo explícito. Es imposible dejar de mirar y tratar de entender todo ese dispositivo mecánico eléctrico tan importante para dar vida y movimiento a los ahora pornostar republicanos.
"Política anal" podría ser una definición en dos palabras de esta obra de Paul McCarthy. Lo anal siempre sufre la lectura de práctica perversa y sucia, tiene muy mala prensa o menos prensa. Y en esta obra esa mala lectura le va como anillo al dedo, ya que este dúo de sexópatas adictos al petróleo y también presidentes de los EEUU (un dato sorprendente de este empresario petrolero es que la carrera universitaria de la que se graduó en Yale es Licenciatura en Letras, y para confirmarlo está casado con una bibliotecaria), fornican como maltratando, odiando, violando o mejor ignorando a los porno-porcinos.  "Que te den por culo" como si representara esta frase que amenaza e insulta cuando alguien quiere que te vaya mal, recontra usada y gastada por los españoles. «Yo diría que es una imagen de lo que Bush le ha hecho a su país y al mundo. El “acting out” de Bush ha tenido consecuencias profundas para el mundo entero. A la vez, Bush no es nada más que un símbolo y un aviso para otros» dice Philip Larratt-Smith.
La obra es gigante, de casi 3 metros de altura por 6 de largo y 2 de ancho, aproximadamente. Los personajes son de silicona, un material gomoso muy presente en la obra de McCarthy. Las caras de los Bush parecen máscaras con los típicos agujeros para mirar, por donde aparecen unos huevos como ojos que no paran de girar, cobrando una doble personalidad más siniestra aún. Como las máscaras de goma que usa habitualmente el mismo McCarthy en sus performances porque le permiten que todo sea exagerado, tanto la voz como los agujeros por donde observa como ventanas, o girar la máscara y tener una cara en la espalda. Luego mancha todo con kechup para traer a la mesa la sangre y provocar asco y risa a la vez. Como ocurre en la performances “Grand Pop” (1977) donde, enmascarado, el artista empieza a jugar con unos muñecos tipo Barbie, que termina metiendo y pasándose por el orto hasta que, y como si fuera poco, en un momento sus piernas empiezan a chorrear y mancharse de algo que es mejor pensar que es ficticio como el kechup o mayonesa, ¡parecen escenas sacadas de Jackass!, (programa de MTV luego llevado al cine con mucho éxito donde mediante actividades que entrañan peligro y dolor físico, el objetivo es divertir catárticamente), que siempre tiene unos numeritos anales siniestros, donde los integrantes que parecen genios-retardados se destartalan de dolor y risas. McCarthy se obsesiona con el cuerpo, los tabúes, la sexualidad, y el poder.
Otra obra para destacar, comprender más a este artista y comparable con "Train" es "Pig island", instalación enorme de casi 100 metros cuadrados, que alude a un parque de diversiones en el que los seres humanos parecen divertirse como cerdos, donde los personajes disfrutan de fiestas salvajes sin inhibición ni medida para satisfacer su apetito por la violencia, el sexo y la comida rápida.
Algo que me llama la atención de “Train, Mechanical” es que fue realizada durante el mismo gobierno de Bush. Este presidente había protagonizado también "Pig island" y otras obras de McCarthy. Tal posibilidad de criticar, ironizar, burlarse, reírse, cuestionar o expresar una disconformidad política hacia quienes gobiernan sorprende, en muchos países provoca artistas exiliados, presos, torturados, secuestrados y desaparecidos. El chino Ai Weiwei es un ejemplo. Aunque seguro hubo épocas mucho peores que estas que nos tocan vivir, más intolerantes, igual esta obra hace pensar en el hecho de que en el mundo muchos aun viven en situaciones donde deben moderar aquello que se dice desde el arte respecto al poder, no solo el político, sino todo tipo de poder. Esto me trae otro recuerdo, un hecho casi risueño pero ejemplo cercano de intolerancia, que fue cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se enfureció por la caricatura que de ella hizo el dibujante Hermenegildo Sábat. Obviamente entramos en un terreno complejo; el artista que plantea este tipo de obras “políticas” u “obscenas” nunca "se pasa de la raya", porque los artistas tienen un privilegio o fuero que los protege, y de esta forma todo lo que un artista produzca será subversivo, de denuncia, evocador, o poético… Mapplethorpe, Koons, LaBruce, Cattelan, León Ferrari, Andrés Serrano, Tracey Emin, Thomas Ruff, etc., etc., etc… y Paul McCarthy.






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Paul McCarthy nació en 1945 en Salt Lake city, Utah. Actualmente vive en Los Angeles, California. Trabajó en colaboración en varias oportunidades con Mike Kelley. Expuso en los museos y galerías más importantes.

"Train, Mechanical" (2003 – 2009) de Paul McCarthy en “Bye Bye American pie” en el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415) desde el 30 de marzo hasta el 4 de junio

 
     
 
     
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